Si bien la deuda global bajó entre julio y septiembre de este año, debido al endurecimiento de las condiciones de financiamiento por las altas tasas de interés, un dólar fuerte ha debilitado la capacidad de servicio de esa deuda en diversos países, sobre todo los que tienen economías emergentes, advirtió el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
En tanto, los balances generales de las empresas y hogares están en mejor forma, aunque los precios más altos de materias primas y presiones inflacionarias plantean desafíos para la capacidad de servicio de deuda de Pymes y familias de bajos ingresos, enfatizó.
Destacó en un nuevo reporte sobre la evolución de la deuda en el mundo, que entre julio y septiembre, hubo una disminución de 6.4 billones de dólares en la deuda global para situarse en 290 billones.
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Esto, señaló, representó más de 15 billones de dólares por debajo de su histórico de 306 billones que alcanzó entre enero y marzo pasado.
Alertó que la fortaleza de la moneda más importante del mundo ha debilitado significativamente la capacidad de servicio de la deuda de muchos deudores no bancarios en mercados maduros.
Mientras que varios mercados emergentes han reducido con éxito la dependencia del dólar durante los últimos años, ponderó.
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Sin embargo, el instituto advirtió que la deuda denominada en dólares todavía se encuentra en niveles elevados, como sucede en América Latina y África, dejando a diversos países muy expuestos a las oscilaciones de los mercados de divisas.
Indicó que la relación deuda sobre el Producto Interno Bruto (PIB) global, cercana a 343%, ahora es 20 puntos porcentuales más baja que su máximo en el primer trimestre de 2021, ayudada por un fuerte crecimiento y favorecida por la inflación.
No obstante, esta proporción en los mercados emergentes sigue aumentando, especialmente en el sector financiero, matizó.
Consideró como una restricción adicional para la actividad económica global, el hecho de que las emisiones de deuda en todo el mundo, ajustadas por inflación, permanecen en mínimos en varios años.
Bajo ese contexto, estimó que, dado que los gobiernos por lo general buscan respaldar el crecimiento y satisfacer mayores necesidades de financiamiento, se espera que para 2023 debería haber más emisiones soberanas.
Respecto al endeudamiento de empresas y hogares, hizo ver que la factura de los mayores intereses que se están dando en el plano global, está a punto de aumentar.
Eso podría transmitirse a través del costo del dinero más alto con lo cual se generaría una fuente importante de riesgo para la estabilidad financiera y la sociedad.
Consideró que poner tasas fijas en créditos hipotecarios, ayudaría a mantener bajo control los gastos en el pago de intereses de los hogares
En tanto que las sólidas ganancias corporativas, junto con fuertes reservas de efectivo, podrían contribuir a que se siga teniendo un colchón para enfrentar los gastos de intereses más altos para muchas empresas de gran tamaño.
Sin embargo, advirtió que por su gran dependencia del financiamiento de corto plazo, los hogares de menores ingresos y las pequeñas empresas, se han visto afectados de manera desproporcionada por un mayor endeudamiento.
México tenía una deuda externa total de 14.7% del PIB en septiembre de este año, mientras la interna era de 31.6%, de acuerdo con la información más reciente del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público de la Secretaría de Hacienda.
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