Desde hace nueve años han pesado más los recortes presupuestales a Pemex que la calidad del medio ambiente y la salud de millones de mexicanos, debido al poco interés en sacar del mercado el diesel con alto contenido de azufre.
Uno de cada cuatro litros que las gasolinerías del país vendieron en 2021 era de diesel, señalan cifras de la petrolera.
Desde 2013, los constantes recortes presupuestales a Pemex han impedido concluir el Proyecto de Calidad de Combustibles Fase Diesel para las Refinerías Madero, Minatitlán, Salamanca, Salina Cruz y Tula, mediante el cual se buscaba ofrecer diesel limpio en todo el país a partir de 2017, así lo revela una versión desclasificada parcial del proyecto, con fecha de junio pasado obtenida por EL UNIVERSAL.
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El proyecto se diseñó para garantizar la producción de diesel UBA (Ultra Bajo Azufre), con lo que se cumpliría con las especificaciones de las normas oficiales y, en consecuencia, se lograrían los objetivos de mejoramiento de la calidad del aire en todo el país, reducir las erogaciones por las importaciones del combustible, posicionar a Pemex como una empresa socialmente responsable, a través de la producción de combustibles UBA con estándares internacionales.
La Unidad de Inversión de la Secretaría de Hacienda autorizó el proyecto en 2013 con una inversión de 48 mil 660 millones de pesos “y se planeaba terminar en 2017, con la finalidad de empezar a ofertar al mercado mexicano diesel limpio, de bajo contenido de azufre”, lo que no ocurrió.
En 2014 inició la ejecución del proyecto, el cual se desarrolló en dos fases: la primera concluyó en 2016, aunque el monto de inversión subió a 77 mil 327 millones de pesos, pero se planeaba la terminación mecánica en 2018 y el cierre administrativo en 2019.
Sin embargo, en 2016, según la versión desclasificada del proyecto, se firmaron acuerdos emitidos por el Consejo de Administración de Pemex, mediante los cuales, derivado de la implementación del ajuste al presupuesto de la compañía y sus empresas productivas subsidiarias, se autorizó llevar a cabo “la suspensión de los contratos” firmados con empresas privadas involucradas en el proyecto.
En ese año, el máximo órgano de gobierno de Pemex estaba encabezado por Pedro Joaquín Coldwell, entonces secretario de Energía, y consejeros como Miguel Messmacher, subsecretario de Ingresos de Hacienda, y el director de la petrolera, José Antonio González Anaya.
Entre 2017 y 2019, derivado de acuerdos emitidos por el Consejo de Administración de Pemex, “se siguieron teniendo ajustes presupuestales a la baja y como consecuencia contratos suspendidos”, muestra el documento obtenido por este diario.
Desde 2019, la presidencia del consejo la encabeza Rocío Nahle, secretaria de Energía, apoyada por otros consejeros como Manuel Bartlett Díaz, director de CFE, y Octavio Romero Oropeza, principal encargado de Pemex.
Se pensaba que era probable producir diesel limpio para diciembre de 2020, pero Pemex solicitó a la Comisión Reguladora de Energía una ampliación al 1 de enero de 2025 para cumplir con la norma sobre la calidad de combustibles, “derivado de ajustes presupuestales”.
A raíz de que se impide concluir el proyecto de calidad de los combustibles de 2013, ha sido necesario suspender contratos con empresas especializadas involucradas, así como almacenar, preservar y proporcionar mantenimiento en diversos talleres a los equipos y materiales que ya se habían adquirido en México y otros países.
Los costos están siendo evaluados porque “los contratistas y proveedores han manifestado, en múltiples ocasiones y en distintos momentos dentro del periodo de suspensión de los contratos, la situación crítica económica y financiera por la que atraviesan, debido al extenso tiempo de la suspensión total temporal, señalando que lo más crítico es la procuración de equipos y materiales que se encuentran con órdenes de compra colocadas y con avances significativos de ingeniería, adquisición de materiales y fabricación, como es el caso de los equipos principales”, muestra la versión del proyecto.
Insuficiente oferta
El Sistema Nacional de Refinación, integrado por las refinerías que opera Pemex, produce diesel UBA, pero los volúmenes resultan insuficientes para cubrir la demanda nacional.
De cada litro de diesel ofertado por Pemex en 2021, cuatro corresponden a diesel sucio; es decir que tiene un contenido de azufre de 500 partes por millón máximo (ppm), mientras seis son de calidad UBA de 15 ppm.
Cifras de Pemex muestran que, entre 2014 y 2021, la producción de este tipo de combustible se redujo 31%.
El año pasado, la producción de Pemex se ubicó en 118 mil barriles diarios, mientras la demanda llegó a 178 mil barriles por día; es decir, el país tuvo un déficit de 60 mil barriles diarios, por lo que se vio obligado a comprar el combustible en el extranjero.
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Desde 2005, hace 17 años, se identificó que la entonces filial Pemex Refinación carecía de infraestructura suficiente para reducir el contenido de azufre de las gasolinas y diesel, por lo que se solicitó al Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) un estudio para definir el alcance que tendría la modernización de la infraestructura existente y la integración de nuevas unidades en el Sistema Nacional de Refinación, así como la estimación del tiempo y los recursos necesarios para su implantación a través del proyecto de calidad de los combustibles.
En ese entonces, la Norma Oficial Mexicana NOM-086-SEMARNAT-SENER-SCFI-2005 dio “especificaciones de los combustibles fósiles para la protección ambiental”, misma que se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 30 de enero de 2006, y más tarde pasó a NOM-016-CRE-2016-, y estableció las especificaciones que deben de cumplir los combustibles líquidos. En particular, se refiere a la reducción de los compuestos de azufre a 30 ppm en la gasolina y 15 ppm, en el caso del diesel, niveles que permitirían incluir en los vehículos nuevas tecnologías en motores de combustión y de sistemas de control de emisiones de máxima eficiencia.
En la Memoria Documental NOM-106-CRE-2016, que la administración pasada entregó al presidente Andrés Manuel López Obrador como parte del cambio de gobierno, se señaló que “uno de los principales problemas que se pretendían disminuir con la norma fueron los riesgos a la salud, asociados a la emisión de partículas contaminantes producto de la combustión de petrolíferos, que provocan serias afectaciones a los sistemas respiratorios y cardiovasculares, a saber: enfermedades respiratorias, ataques al corazón, derrames cerebrales, asma, cáncer, bajo peso en los niños al nacer, mortalidad infantil, etcétera, cuyo origen está relacionado con la contaminación del aire”.
De igual manera, añadió el documento, “la calidad de los petrolíferos seguirá siendo estudiada por instituciones públicas como el IMP, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, u otros centros de investigación científica o académica tanto públicos como privados”.
En materia ambiental, argumentó que la NOM-016 “facilita la importación de petrolíferos con especificaciones similares a las de México, haciéndose evidente la consideración de que, a más tardar el 31 de diciembre de 2018, todo el diesel automotriz que se utilice en el territorio nacional sea de ultra bajo azufre, lo que contribuirá a contrarrestar el impacto ambiental con el uso de dicha molécula”.
El uso de este combustible, particularmente en el transporte público federal de carga y pasaje y en automóviles convertidos a diesel, ha sido un debate en el mundo por los altos niveles de contaminantes, por lo que en muchos países se decidió la introducción del llamado diesel UBA desde hace más de una década.
Tendencia internacional
El Instituto Mexicano para la Competitividad señala que la tendencia internacional es hacia la reducción en el contenido de azufre en diesel y gasolinas.
En Estados Unidos, la transición de concentraciones de contaminantes a valores inferiores se implementó en forma gradual, como en el caso del azufre, según la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones.