El trabajo remoto ha sido la solución para muchas organizaciones y empresas, de manera que puedan seguir trabajando a distancia sin exponer la salud de la sociedad entera; sin embargo, no muchas organizaciones se prepararon adecuadamente para prevenir posibles riesgos financieros, operativos, de sistemas y de mercado.

La consultora Berkeley Research Group proporcionó ejemplos de lo anterior como los controles internos contables y financieros: si el personal administrativo no trabaja dentro de las políticas de la red corporativa, podrían debilitarse. Los riesgos de cumplimiento también se perciben en este rubro si se trabaja con equipos que no cumplen con mecanismos o herramientas de control conforme a la regulación de las industrias; sobre todo en el sector bancario, de defensa y de salud.

Por otra parte, el tema de seguridad también tiene un peso importante, y es que con el trabajo remoto toda la información se maneja fuera de la empresa; además, muchas organizaciones podrían verse en la necesidad de recurrir al debilitamiento de sus controles de seguridad para que los empleados puedan acceder a la información desde casa. Ésto podría generar fugas de información y ampliar las brechas de ciberseguridad sobre todo en aquellos equipos que no cuenten con un software anti-malware o VPNs, volviéndolos blancos fáciles de ciberataques.

Otro de los riesgos es que el acceso fácil a la información podría llevar a que algún empleado haga mal uso de ésta, extrayendo y almacenando en su computadora datos claves para posteriormente venderlos a la competencia, o incluso, hacer negocio propio con las listas de clientes u otra propiedad intelectual sobre cuando se avecinan recortes de personal en todos los sectores de la economía.

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La comunicación también es un punto vulnerable, ya que si no se establecen métodos claros de colaboración adecuados como la forma de trabajar, las actividades a realizar y el tiempo determinado, o si no, la cadena de información podría romperse.

“Todos estos riesgos pueden ser previstos por consultores especialistas, o por las empresas que cuentan con un plan adecuado de continuidad de negocios o con áreas de riesgos dedicadas a prever estos asuntos".

"Desafortunadamente, estos temas erróneamente son percibidos como un gasto innecesario. (...) Muchas empresas están aprendiendo la lección de la peor manera, y se ven ahora en la penosa tarea de tener que confeccionar planes de continuidad de negocios improvisados, tomando decisiones al vapor sin una adecuada consideración de riesgos.

"Empero, nunca es tarde para pedir ayuda y confiar en expertos, antes de que las soluciones de gerentes bien intencionados se traduzcan en riesgos mayores para empresas que ya operan al límite de sus posibilidades”, destacó la firma.

cev

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