La suspensión de concesiones de agua a las empresas refresqueras y cerveceras que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador no va a resolver la crisis hídrica y vendrán sequías más severas, opinaron analistas.

“El calentamiento global sabíamos que iba a modificar las frecuencias de lluvia, los periodos de estiaje, de sequía. Sabíamos que estaban creciendo las ciudades. Sabíamos que había un desarrollo desequilibrado entre el norte y el sur. Un 95% del país está en números rojos. Estamos en un punto de inflexión porque cada vez van a ser más severos estos periodos y van a ser más frecuentes”, alertó Hugo Rojas, director general de la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México (ANEAS).

Luego de que Nuevo León se convirtió en el centro de atención ante un fuerte periodo de sequía, las críticas recayeron en el sector industrial, en el que las empresas cerveceras y refresqueras se volvieron el villano favorito ante la falta de agua para la población.

En opinión de Rojas, suspender concesiones a esas empresas son medidas drásticas que tendrán impactos mínimos para garantizar un mayor flujo de agua, pues la industria representa apenas 5% del consumo del líquido contra más de 70% que se ocupa en la agricultura.

“Ayuda, pero no es la solución. Hay un tema social que se asocia a la llegada de estas empresas, con un acaparamiento y no necesariamente es así. Hay que tener un plan de reconversión productiva, porque si no vas a aceptar la llegada de nuevas empresas que sean intensivas en agua, ¿cuáles vas a incentivar?”, cuestionó.

Se necesita la disminución de las pérdidas de agua en otros usos y una vez que se resuelven todas las necesidades de consumo en el sector doméstico, se pueden dar más facilidades para que haya la instalación y otorgamiento de nuevas concesiones, dijo.

La economista en jefe de Banco Base, Gabriela Siller, explicó que la escasez en Nuevo León tiene que ver con la poca inversión en infraestructura de agua, riego y saneamiento, la cual representó sólo 0.05% del Producto Interno Bruto (PIB) del estado en 2020, tras disminuir de manera importante a partir del sexenio pasado, según el Inegi.

Para Rojas, si bien en este momento se tiene en el radar y se está atendiendo un problema específico de Nuevo León, como país se ha dejado de hacer mucho trabajo e inversiones para enfrentar la problemática, dejando la situación en la mayoría de los casos a la suerte.

“No se han seguido realmente los planes de inversión como se debería haber hecho. Por ejemplo, de las recomendaciones que se tenían desde principios de este siglo, está: México necesita invertir de manera sostenida por los próximos 30 o 40 años entre 0.25% y 0.30% de su PIB para poder alcanzar una seguridad hídrica que permita el derecho humano al agua y el talento, pero eso no se ha hecho”, destacó Rojas.

Ante un entorno tan complejo en el que la escasez de agua ya no es tema de película futurista, si el país no desarrolla acciones de sostenibilidad hídrica, cada vez será más complicado enfrentar momentos de sequía como los que golpearon a Nuevo León y otras zonas del país este año.

Uso intensivo de agua

Si bien en la industria la producción de cerveza, refresco y bebidas tienen un alto consumo del líquido, son compañías que se han vuelto más eficientes en su uso ante una estrategia de negocios que las obliga a reducir costos.

El mayor consumidor de agua en el país es el sector agrícola, siendo su mayor problema el alto desperdicio del líquido debido a infraestructura obsoleta y deteriorada con un elevado porcentaje de fugas. Se calcula que 60% del agua que se almacena para riego se pierde a través de filtraciones y evaporación, destacó el director de ANEAS.

La producción de ropa también implica un consumo intensivo del líquido. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reveló que para obtener un kilo de tela de algodón, en los procesos menos eficientes se requieren 10 mil 800 litros de agua.

“De esa cantidad, 45% representa agua para riego consumida por la planta de algodón; 41% es de lluvia que se evapora del campo de cultivo durante el periodo de crecimiento; 14% es la necesaria para diluir el agua residual que resulta del uso de fertilizantes en el campo y de sustancias químicas en la industria textil: para el blanqueamiento de la tela se requieren unos 30 mil litros de agua por tonelada de algodón y para el teñido de la tela 140 mil litros por tonelada. Así, una playera de algodón, con un peso de 250 gramos tiene una huella hídrica de 2 mil 700 litros”, explicó.

Riesgo económico

Ante la sequía en Nuevo León, empresas como Heineken o la productora y distribuidora de Coca Cola, Arca Continental, cedieron parte de su concesión para que la población tuviera más acceso al líquido.

“La situación de escasez de agua es una gran crisis en el noreste de México. También vale la pena mencionar que fue la región donde hemos estado creciendo recientemente. Entonces, el mercado es muy sólido, pero hemos estado enfrentando este desafío… Sabemos que debemos desempeñar un papel en la solución de la crisis, así que estamos apoyando al gobierno y a la comunidad. El equivalente al agua de los proyectos en los que hemos colaborado, es más de tres veces el volumen de agua de nuestra concesión en Nuevo León”, dijo el director general de Arca Continental, Arturo Gutiérrez.

En el texto Las sequías y el estrés hídrico presentan riesgos climáticos físicos crecientes, elaborado en 2021 por la agencia Moody’s, se resalta que las empresas mineras y de bebidas están bien preparadas para manejar el estrés hídrico; sin embargo, pese a sus planes de gestión del agua bien desarrollados, enfrentarán costos más altos debido a la creciente escasez y su uso intensivo.

“Las empresas mineras y de bebidas han invertido mucho tiempo en sistemas de reutilización de agua y han asegurado el acceso a suministros de agua subterránea”, dijo la agencia.