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El 1 de julio pasado se celebraron 26 años de la implementación del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) en México. Al inicio del proyecto, la principal preocupación fue aligerar las finanzas del gobierno, pues las pensiones eran pasivos laborales que debían ser cubiertos mediante recursos presupuestales.
En la actualidad, muchas de las personas que laboran en el sector formal de la economía mexicana tiene una cuenta en alguna Administradora de Fondo para el Retiro (Afore).
Estas entidades no son bancos ni aseguradoras, sino, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), se trata de instituciones que se dedican exclusivamente a administrar e invertir los recursos de los trabajadores.
A cada empleado que percibe un salario se le realiza una deducción para su cuenta individual para el retiro, en la que se acumulan cuotas y aportaciones tanto de su patrón como del gobierno.
Cada cuenta está compuesta por cuatro subcuentas: la de retiro, vejez y cesantía, es obligatoria y se compone de aportaciones del patrón, el gobierno federal, y a la que se puede tener acceso hasta después de los 65 años.
La de aportaciones voluntarias consiste en el ahorro que lleva a cabo cada trabajador y ofrece mayores rendimientos, beneficios fiscales, así como la posibilidad de retirar los recursos cuando se requiera, según las reglas de cada Afore.
Está también la de vivienda, en la que sólo el patrón realiza aportaciones bimestrales de 5% del salario base de cotización y son destinados al Infonavit, quedando registrados en la Afore.
La de aportaciones adicionales o complementarias busca aumentar el monto de la pensión y se podrá disponer de ella hasta el retiro, indica la revista Proteja su dinero de la Condusef.
A largo plazo
Todo el ahorro generado se resguarda en la cuenta individual de cada trabajador para colocarse en alguna de las 10 Administradoras de Fondo para el Retiro que operan en México actualmente, cuyo vehículo de inversión son las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (Siefores), con el fin de generar rendimientos.
La Condusef explica que la edad de cada persona determina el instrumento en el que su dinero es invertido. En la actualidad existen 10 Siefores generacionales; la primera, denominada Básica Inicial se encarga de registrar a las personas menores de 25 años.
Les siguen, agrupadas conforme a los años de nacimiento, divididas en Básica 1990-1994, 1985-1989, 1980-1984, 1975-1979, 1970-1974, 1965-1969, 1960-1964 y la de 1955-1959, y concluye con la Básica de Pensiones.
Las Afore, además de invertir los recursos de los trabajadores realizan otras funciones, detalla la Condusef. Una de ellas tiene que ver con la inversión en instrumentos financieros, su principal función. Estos incluyen bonos gubernamentales, acciones de empresas, fondos de inversión y otros instrumentos autorizados por la ley. El fin es generar rendimientos y hacer crecer el ahorro para el retiro de los trabajadores en el largo plazo.
Otra de las tareas de las Afore es diversificar las inversiones, es decir distribuir los recursos en diferentes tipos de instrumentos y sectores económicos para reducir el riesgo y mejorar los rendimientos.
Las Afore operan y gestionan el riesgo de las inversiones, ya que deben llevar a cabo análisis y evaluaciones constantes para evitar dañar ese patrimonio que le entregan las personas trabajadoras.
Además, es obligación de las administradoras entregar información clara y transparente a los trabajadores del estado de sus cuentas individuales, mediante estados de cuenta periódicos, con el objetivo de que sus clientes tomen decisiones informadas sobre su ahorro para el retiro.
Por último, cuando los trabajadores llegan a la edad de retiro, es decir a los 65 años, pueden solicitar el retiro de los recursos acumulados en su cuenta individual y las Afore deben facilitar el proceso y dar opciones de pensión.