Para asegurar que el queso sea realmente de leche y no se utilicen más grasas vegetales o caseínas en su elaboración, las secretarías de Economía (SE) y de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) siguen analizando cómo se evaluará el cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana (NOM) respectiva, lo que se espera definir en el primer semestre de este año.
A más de dos años de que se publicó esa normatividad, aún no se definen los procedimientos de evaluación de la conformidad para evaluar que los productores se apegan a la NOM y cumplen con las características necesarias para determinar si es o no queso.
Hace unas semanas, la SE emitió la propuesta de verificación que consistía en certificar las plantas donde se elaboran los quesos para que un agente especializado evalúe los procedimientos de elaboración de cada familia de lácteos. Además, se planteó que los quesos importados deban tener un certificado de cumplimiento de la norma, algo que fue rechazado por algunas empresas fabricantes.
En medio de presiones de productores nacionales y estadounidenses, el gobierno mexicano prevé retirar el planteamiento de que todo fabricante o importador debe contar con certificado de calidad de origen de un laboratorio que esté registrado ante la Dirección General de Normas (DGN).
“Estamos valorando si incluimos o no un esquema de certificación, porque se ha cuestionado que es una metodología más severa de lo que se necesita, y lo que se busca es que la NOM se cumpla y no constituir gravámenes innecesarios”, aseveró el titular de la DGN, Alfonso Guati Rojo Sánchez.
En menos de dos meses se espera tener listas las disposiciones sobre el Procedimiento de Evaluación de la Conformidad para la NOM-223-SCFI/Sagarpa-2018, Queso-denominación, especificaciones, información comercial y métodos de prueba, agregó.
El funcionario recordó que la autoridad realizó un análisis sobre el cumplimiento de la norma y hace un año tuvo que prohibir la venta de aproximadamente 23 quesos.
En un esfuerzo realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), se prohibió la venta al público de esos productos por diversas irregularidades, como por ejemplo no ser 100% de leche, aun cuando se muestra esa leyenda en el empaque, y por contener más caseínas de lo permitido, entre otros factores.
De acuerdo con productores, el problema de las caseínas es que hacen que la leche rinda má, lo que se traduce en un menor contenido de lácteos en el producto final.
Por ello, está bajo análisis de la autoridad si los productores deberán recibir a un organismo de certificación para que haga una visita a la planta donde se producen los lácteos y se analice el cumplimiento de la NOM en cada familia de quesos.
El 31 de enero de 2019 se publicó la NOM 223 en el Diario Oficial de la Federación (DOF), en donde se determinó que la autoridad debía emitir el procedimiento para evaluar el cumplimiento de esa disposición.
Pero a más de dos años de su publicación, la industria productora de quesos sigue en espera de las reglas para determinar si sus productos cumplen o no con la normatividad.