La Ciudad de México y Querétaro son las entidades donde las personas usan un mayor porcentaje de su sueldo para, pues en ambas ciudades se asigna al alquiler 37% del ingreso promedio del hogar, de acuerdo con el Reporte Anual de Vivienda 2024 del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores ().

En la Ciudad d México hay un mayor porcentaje de vivienda en renta, con 44% del inventario, mientras que en Querétaro se estima que sólo 27% de las viviendas están disponibles para alquilarse.

A estos dos estados les siguen Morelos, Puebla, Campeche y Quintana Roo, donde se destina menos de 30% del ingreso al alquiler de vivienda.

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Posibilidades de renta son escasas
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Mientras tanto, en Michoacán, Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Durango, Zacatecas, Coahuila y Guerrero se destina menos de 20% del sueldo al pago de la renta.

El estado más económico para rentar vivienda es Sinaloa, donde se destina únicamente 16.5% del ingreso y sólo 22.4% de las viviendas son alquiladas, lo que indica una menor proporción de la población que opta por rentar un inmueble, según el Infonavit.

Francisco Andragnes, CEO de , una plataforma de rentas sin aval, dijo que la manera más simple y rápida para que bajen las rentas en cualquier estado es que el gobierno estatal, las alcaldías y proveedores de servicios como la Comisión Federal de Electricidad (CFE) aceleren los trámites, eliminen la discrecionalidad en sus aprobaciones y dejen de suspender obras por motivos menores para que los desarrolladores se vuelvan a convencer de desarrollar viviendas.

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“En 2024 fue el año de menor venta de viviendas nuevas y usadas de la última década y eso tuvo un impacto muy fuerte en el encarecimiento de las rentas.

“Este año no parece que la situación vaya a mejorar en Ciudad de México”, comentó.

El reporte anual del Infonavit también destaca que el mercado de la renta está caracterizado por la informalidad, pues 28% de la población vive en viviendas rentadas o prestadas, y 46% de las viviendas rentadas no cuentan con un contrato vigente.

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En cuanto a la relación entre el arrendatario y el arrendador, 38.5% de las viviendas en alquiler son arrendadas por un familiar o amigo, 57% por otro arrendador y sólo 4.4% por empresas o inmobiliarias.

Por edad, la mayoría de las personas que buscan rentar una vivienda tienen 30 años.

Bernardo Cordero, cofundador de , compañía de compra y venta de inmuebles, dijo que algunas estrategias para bajar las rentas pueden ser la transparencia en los precios de alquileres para evitar la especulación, generar incentivos a los desarrolladores para fomentar la construcción de más vivienda a través de incentivos fiscales, subsidios y agilización de permisos de construcción.

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Otros puntos relevantes son la rehabilitación de edificios en desuso o infrautilizados, así como mejorar la conectividad en las zonas metropolitanas para aliviar la presión del alquiler en áreas céntricas.

Vivienda social

Por otro lado, el Programa Nacional de Vivienda para el Bienestar, cuyo objetivo es construir vivienda económica para ponerla en renta, inició en febrero en Baja California Sur, Sonora y Yucatán, donde se destina entre 20% y 25% la proporción del sueldo de los trabajadores destinada a alquilar inmuebles.

Al respecto, Juan David Vargas, gerente general de , una plataforma de compra, venta y renta de inmuebles, dijo que la iniciativa de construcción de vivienda de interés social impactará en la demanda de compra, pues atiende a quienes buscan facilidades para hacerse de una vivienda nueva, pero no necesariamente bajará las rentas.

“Esto es relevante ante la escasez de inventario disponible en este segmento, pero no necesariamente reduce el costo de la renta, ya que se enfoca en un mercado específico.

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“Cualquier incremento de la oferta puede atenuar la presión alcista en las rentas, pero su efecto será limitado si la escala no es suficientemente grande o si la localización de los desarrollos no responde a la demanda real. Además, la renta social suele orientarse a personas con ingresos bajos o sin acceso a crédito, por lo que los segmentos de clase media y media alta seguirán enfrentando los incrementos derivados de la dinámica de oferta y demanda”, explicó.

En su opinión, se debería incrementar la oferta de vivienda asequible mediante desarrollos públicos y privados bien ubicados, recuperando inmuebles deteriorados o subutilizados.

También impulsando el uso de suelo mixto cerca de transporte y servicios para que las nuevas viviendas efectivamente contribuyan a bajar la presión en el mercado de alquiler.

“Estas medidas, combinadas con una planeación urbana que distribuya mejor las oportunidades de empleo y servicios, pueden incidir de forma más amplia y sostenible en la reducción de los costos de renta”, aseguró Vargas.

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