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Durante el segundo trimestre de 2025, para la población entre 25 y 64 años, los hombres perciben un ingreso laboral promedio 24% más alto que las mujeres, de acuerdo con la información del Semáforo de movilidad social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), elaborada con base en los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi.
Si se mide por hora, la brecha salarial disminuye; sin embargo, la diferencia entre mujeres y hombres reaparece con fuerza en la participación laboral y las horas trabajadas por remuneración, advierten los especialistas del CEEY.
Según los mismos datos de la ENOE, la participación laboral de las mujeres es de 57%, mientras que entre los hombres alcanza el 90%. Además, entre las personas ocupadas, las mujeres trabajan de manera remunerada menos tiempo que los hombres: 37 y 44 horas por semana.
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En resumen, aunque el ingreso promedio por hora tiende a equilibrarse, las mujeres cuentan con un menor espacio de participación en el mercado laboral.
Más allá de la participación laboral, las encuestas de cuidados muestran que uno de los factores principales que explican esta dinámica es que las mujeres asumen la mayor parte del trabajo no remunerado, destacando las labores de cuidado en el hogar.
Así lo muestran los datos para la población entre 25 y 64 años de edad del Módulo de Cuidados de la Encuesta ESRU de movilidad social en México 2023 (ESRU-EMOVI 2023) del CEEY: de las personas cuidadoras principales, 71% son mujeres.
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De acuerdo con el Informe de Movilidad Social y Cuidados del CEEY, a publicarse el próximo año, las opciones de movilidad social para la población de cuidadores principales resultan más limitadas, sobre todo, si su origen se encuentra en la parte más baja de la escalera de recursos económicos: 55 de cada 100 personas de ellas permanecen en ese mismo grupo durante su vida adulta, mientras que para las personas no cuidadoras la frecuencia se reduce a 47 de cada 100.
Para avanzar hacia la igualdad salarial y ampliar las opciones de movilidad social, es indispensable reconocer y redistribuir las tareas de cuidado. Un Sistema Nacional de Cuidados es clave para que el origen y las responsabilidades en el hogar no sigan determinando el destino económico de millones de mujeres, advirtieron los especialistas del CEEY.
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