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Con más de 10 amparos, los productores azucareros, de stevia y empresas que utilizan endulzantes esperan la resolución de los jueces que les permita revertir la Norma Oficial Mexicana (NOM) de etiquetado para alimentos y bebidas preenvasadas.
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera (CNIAA), Juan Cortina Gallardo, expuso que la industria se amparó ante la cerrazón de los actores del gobierno, por lo que se tuvo que recurrir al sistema judicial.
Lo que busca el sector privado es contar con un etiquetado que esté consensuado entre sectores público y privado, academia y sociedad, y no como se realizó, dijo a EL UNIVERSAL.
El problema es que la NOM O51-SCFI/SSA1 y las prohibiciones para consumir alimentos con alto contenido calórico quieren “satanizar” al azúcar de la obesidad, cuando son varios los factores que la ocasionan, añadió.
El responsable de la CNIAA explicó que se amparó contra el etiquetado, al igual que lo hicieron alrededor de 10 empresas más.
A esa acción se suman otros amparos contra las prohibiciones en Oaxaca y Tabasco por ser anticonstitucional, pues las entidades no pueden realizar ese tipo de legislaciones, expuso.
Cortina Gallardo dijo que el consumo de azúcar de caña no es la culpable de la obesidad que hay en México, debido a que el problema de sobrepeso inició a mediados de los 90, cuando se elevó el consumo de fructosa.
En los 90 no se consumía la fructosa en México, refirió, el endulzante principal fue el azúcar y no había obesidad, pero a partir de esa fecha la demanda nacional aumentó poco a poco hasta llegar a un consumo de un millón y medio toneladas en 2019.
También creció el consumo de endulzantes químicos que, a pesar de no ser naturales, se utilizan en diversos alimentos. Eso llevó a que bajara la demanda de azúcar a 38% en los últimos 30 años.
Para Cortina Gallardo ese fue el detonante que llevó al crecimiento de la obesidad, así como los hábitos de los mexicanos, por lo que se requiere una solución integral, que incluya una norma consensuada para el etiquetado de los alimentos, junto con políticas que promuevan el deporte y comer alimentos sin químicos.
Consideró de ese modo que se trata de un embate contra la industria azucarera.