Mientras se sientan las bases para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tenga prioridad en el despacho de energía, el gobierno federal promete alcanzar una transición a renovables de 45% hacia 2030, pero continúa apostando por los proyectos de generación a base de gas natural.
“Vamos a impulsar las energías renovables, el objetivo es que en 2030 tengan una participación de 45%”, mencionó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en su primer discurso en el Zócalo capitalino tras haber tomado posesión el 1 de octubre pasado.
Sin embargo, su administración empieza en ese aspecto con esfuerzos que van en el sentido opuesto, ya que de noviembre de 2024 a mayo de 2025 se espera que la Comisión Federal de Electricidad ponga en operación cinco centrales, todas de ciclo combinado, es decir basadas en la combustión de gas natural.
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De hecho, las perspectivas de la Secretaría de Energía (Sener) indican que hacia 2030 la demanda nacional estimada de gas natural para la generación eléctrica en el país será la misma que la registrada el año pasado.
Víctor Ramírez, socio de la consultora P21Energía, explicó que sí es posible que el país alcance el objetivo que planteó la Mandataria federal; sin embargo, hay grandes retos por resolver, sobre todo en cuanto a los recursos necesarios.
El primero sería actualizar la estrategia energética, modificar los proyectos de generación y conseguir la inversión que se requiere.
“Sí es posible, pero la inversión es millonaria y no estoy seguro de que el Estado tenga los recursos para hacerlo. Sólo de generación son, por lo menos, unos 35 mil millones de dólares, pero se requieren más de 10 mil millones en transmisión. Y eso es siendo conservadores. El costo es mayor a 50 mil millones de dólares. Y ojo, contando las hidroeléctricas.
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“Por otro lado, sobre la apuesta que se tiene del gas natural, si el objetivo es bajar emisiones, el gas puede servir para desplazar combustibles más sucios, como el carbón o combustóleo. También aporta flexibilidad a la red, pero no será suficiente para la transición energética. Eso es un hecho”, comentó el especialista.
¿Otros datos?
De acuerdo con datos de la CFE, al cierre de junio de este año 32% de la energía generada era limpia, pero eso considera 17 puntos porcentuales de hidroeléctricas que no se consideran renovables por los efectos ambientales que tienen las presas.
Carlos Flores, experto del sector eléctrico, recordó que hasta 2023 el porcentaje de energías renovables era 16.3% y el de energías limpias, superior a 30% (incluyendo hidroeléctrica y cogeneración eficiente).
“Si se consideran únicamente renovables, entonces es prácticamente imposible llegar a la meta establecida por la Presidenta. Eso se puede descartar desde este momento.
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“Si se considera energía limpia, entonces en 2030 el país debería incluir aproximadamente 16 mil 700 megawatts (MW) de esas tecnologías, o crecer a 2 mil 400 MW por año, algo que también es prácticamente imposible”, expuso.
“Aun con las condiciones tan idóneas creadas con la reforma energética de 2013, alcanzar esa cantidad de megawatts era un reto; por ende, en las circunstancias actuales no parece factible. Seguramente Sheinbaum estará pensando en alguna artimaña como las que escuchamos los últimos seis años para disfrazar o aparentar algo que no es como si lo fuera. Por ejemplo, tal vez quiera hacer pasar ciclos combinados como si fueran energía limpia”, dijo.
Consumo sostenido
Las Prospectivas del Sector Eléctrico 2023-2037 indican que al final de este sexenio el consumo de gas natural en el sector eléctrico se mantendrá en 4 mil 850 millones de pies cúbicos diarios quemados de este combustible fósil, niveles similares a los actuales.
Mientras tanto, considera un impulso para duplicar la generación fotovoltaica, especialmente de generación distribuida, lo que Sheinbaum Pardo ha señalado como opción para resolver al mismo tiempo las necesidades de inversión en transmisión y distribución.
Para José Buganza, director general de la consultora Enegence, la forma de escalar el porcentaje de generación renovable hasta 45% del total del consumo nacional de electricidad no sólo requiere de una inversión relevante, sino de una ejecución impecable para localizar las ubicaciones que puedan lograr tanto la interconexión de dichas centrales eléctricas a la Red Nacional de Transmisión, como de precios que las vuelvan rentables.
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“Esto requiere definitivamente de la participación del sector público y privado para desarrollar infraestructura eléctrica, tanto de generación como de transmisión, y de nuevas reglas, como en almacenamiento. Considerando las condiciones actuales, no estimo que esto pueda ocurrir antes de 2030 o 2031”, apuntó.