La aportación del sector petrolero a las finanzas públicas del país disminuyó 15.1% en términos reales en 2024 respecto al año previo y se ubicó en uno de sus menores niveles desde 1990, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Los datos arrojan que la actividad petrolera contribuyó con 12.9% de los ingresos totales del país, por debajo de los niveles de 2023 y 2022, cuando representó 15.3% y 22.5%, respectivamente.
Esa proporción sólo supera a la reportada en 2020, cuando a causa de la pandemia de Covid-19 y de la interrupción de las actividades productivas los ingresos petroleros aportaron 11.3% del total.
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“La disminución en la aportación petrolera se explica por la reducción en la producción de petróleo crudo de Pemex, que ha caído de 2.5 millones de barriles diarios en 2014 a 1.6 millones de barriles diarios en diciembre de 2024, representando una de las mayores caídas en cuatro décadas. Aunado a lo anterior, la calidad del crudo se ha deteriorado, afectando su valor en el mercado, a lo que se suman las pérdidas en la refinación”, dijo Damian Fraser, director general de Miranda Partners.
En 2024 la actividad petrolera dejó a las finanzas públicas 959 mil millones de pesos, de un total de 7 billones 494 mil pesos que ingresaron. En tanto, durante 2023 los ingresos petroleros sumaron un billón 78 mil millones de pesos, contra 7 billones 39 mil millones en ingresos totales.
Miriam Grunstein, académica del Centro México de Rice University, indicó que los precios del petróleo han estado rondando 70 dólares por barril, pero lo ideal es que estén por encima de 100 dólares.
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“También nuestro mercado petrolero se ha ido encogiendo en la medida en que nuestro principal comprador cada vez nos necesita menos. Estados Unidos es el mayor productor de crudo global, por lo cual nos necesita poco y nos compra menos”, expuso.
Para Luis Miguel Labardini, socio de la consultora Marcos y Asociados, la aportación ha bajado porque otros ingresos como la recaudación de IVA e ISR ha aumentado, mientras que el gobierno condona impuestos y derechos a Pemex.
En tanto, Susana Cazorla, socia consultora de SICEnrgy, expuso que se apostó al sector refinador y no a la exportación, de manera que el Sistema Nacional de Refinación no sólo genera altos volúmenes de combustóleo, un derivado altamente contaminante, sino que pierde dinero que no ha sido posible recuperar ni con el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las gasolinas.
Pemex perdió en el sexenio pasado más de 2 billones y medio de pesos, principalmente por la apuesta al sector de refinación, mientras que la subsidiaria de Producción y Exploración, que logró utilidades en algunos semestres, se ha hecho más pequeña a falta de inversiones en esas actividades.
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Dudas sobre reformas
Adrián Duhalt, analista del sector energético, dijo que ante el nuevo marco regulatorio que se discute en el Congreso de la Unión, lo ideal sería que poco a poco se construyan oportunidades para que Pemex corrija importantes ineficiencias en áreas clave como la refinación.
“En el mediano plazo, el objetivo debe ser la rentabilidad de sus operaciones, y no únicamente su contribución a las arcas públicas. Este enfoque permitiría construir un Pemex más eficiente y sostenible, con una capacidad de generar ingresos no sólo para el gobierno, sino también para su propio crecimiento y desarrollo a largo plazo”, manifestó Duhalt.
Para Fraser, es poco probable que la reforma energética y sus leyes secundarias generen un cambio significativo para la petrolera.
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“La mayoría de las firmas internacionales buscan control sobre la exploración, y la reforma no lo permite. Además, las demoras en pagos a proveedores han afectado la confianza en Pemex como socio, limitando nuevas asociaciones”, explicó el analista.
Labardini agregó que las inversiones privadas deben cumplir con tres requisitos para que la reforma funcione y fortalezca a Pemex: que el sector privado tenga autonomía para operar, el flujo de ingresos debe estar separado de los flujos de la empresa pública, y que la jurisdicción sea neutral, ya sea a través de arbitraje o de tribunales en Nueva York.
Sobre el horizonte de Pemex, Cazorla dudó que con más discrecionalidad, menos competencia y una menor regulación Pemex pueda ser más competitiva.
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Por más ajustes constitucionales y legales, agregó, si la política energética sigue siendo la misma, no habrá cambio en la tendencia.
A su vez, Grunstein dijo que, en general, la actividad petrolera en México no crecerá, pues percibe que con los ajustes legales van a ser pocas las empresas que podrán adaptarse al nuevo ecosistema de hidrocarburos, pues no hay algo similar en el mundo.