A tan solo cinco semanas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y a punto de arrancar ya el último trimestre del año, los inversores atienden a los múltiples episodios geopolíticos que guiarán al mercado en la recta final de 2020.
Un periodo que estará marcado no solo por la cita con las urnas de los estadounidenses sino también por la materialización de la salida del país del Acuerdo Climático de París, las múltiples tensiones con China, el fin del proceso de transición del Brexit y procesos electorales en América Latina. Todo ello en un momento en que el número de infecciones por coronavirus alcanza ya los 33.15 millones a nivel global y los repuntes en algunas partes del mundo, como es el caso europeo, elevan de nuevo las restricciones.
"No esperamos un regreso a los confinamientos a gran escala en Reino Unido o en la Unión Europea, pero las recientes medidas localizadas seguirán interrumpiendo la actividad económica", advierte Brendan Meighan, economista de Moody’s Analytics.
Precisamente, la relación entre Reino Unido y la UE también es motivo de atención. La última ronda programada de conversaciones comerciales sobre el Brexit antes de la fecha límite del 15 de octubre está al caer.
Los más optimistas mantienen los dedos cruzados para lograr un acuerdo comercial edulcorado mientras la UE y el Reino Unido han seguido insistiendo en que es posible un pacto. Sin embargo, un acuerdo de libre comercio completo es básicamente imposible, ya que los puntos en disputa -ayudas estatales, servicios y pesca- involucran intereses y prioridades nacionales profundamente arraigados que necesitarían años para resolverse.
"Los problemas que han estado surgiendo durante los últimos meses continúan haciéndolo y, de hecho, ahora están comenzando a hervir, y la mejor parte es que no son problemas económicos fundamentales en absoluto, todos son problemas geopolíticos que están impulsando el sentimiento y la toma de decisiones", reconoce Ken Polcari, estratega jefe de mercado en SlateStone Wealth.
Entre los riesgos que enumera Polcari se encuentran el cierre parcial en Reino Unido, las preocupaciones sobre el aumento de casos en España, Francia y otras partes de Europa pero también el riesgo de un repunte en Estados Unidos a medida que reabren los colegios y universidades.
A ello habría que sumar la cuenta atrás para las elecciones presidenciales, una potencial vacuna, la potencial confirmación de Amy Coney Barrett en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, las nuevas restricciones de Estados Unidos a SMIC, el mayor fabricante de chips de China y el drama que rodea a la saga de TikTok.
A día de hoy, la media de los objetivos al alcance para el S&P 500 entre las principales mesas de inversión sitúan al indicado en los 3 mil 350 puntos a finales de este año. Aun así, en casos particulares, como David Kostin, estratega jefe de Goldman Sachs, o su homólogo en JPMorgan, Dubravko Lakos-Bujas, la meta se sitúa en los 3 mil 600 puntos. Brian Belski, de BMO, va más allá y mantiene los 3,600 puntos. No obstante, los más pesimistas, como es el caso de Maneesh Deshpande, de Barclays, creen que el S&P 500 cerrará 2020 en los 2 mil 800 puntos.
Tras un septiembre lleno de altibajos, con el S&P 500 acumulando caídas de más de 4%, el mes de octubre se postula como una gran incógnita. “Los inversores están convencidos de que Halloween se colocó a propósito en octubre porque el comportamiento del mercado puede ser muy espeluznante”, bromea Sam Stovall, director de inversión de CFRA Research.
En este sentido recuerda como el mes que estamos a punto de comenzar registró en 1974 el mayor aumento de precios del mercado (+16.9%) que cualquier otro mes, pero también fue en octubre, en este caso de 1987, cuando se registró la caída más profunda (-21.8%). “El desempeño del mercado en octubre ha sido igualmente decepcionante durante los años electorales desde 1944”, añade.
En estos momentos en Estados Unidos aumentan los riesgos de un costoso error fiscal. La expiración de parte de los programas incluidos en el paquete de estímulo aprobado a finales de marzo ha intensificado la necesidad de un gasto fiscal adicional, y es imperativo que el Congreso apruebe otro plan este mes para sostener la recuperación.
Sin embargo, el estancamiento en Washington y las elecciones presidenciales podrían obstaculizar un compromiso. Un retraso en la próxima ronda de estímulo fiscal sería devastador y podría provocar que la economía de Estados Unidos vuelva caer en recesión, según avisan desde Moody's Analytics.
Otro escenario que no debe perderse de vista es la posibilidad de no contar con un resultado claro en las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre. Una posible batalla legal aumentará la incertidumbre política, lo que afectará la contratación, la inversión empresarial y la confianza. Todo ello, a su vez, podría endurecer las condiciones del mercado financiero.
Al mismo tiempo, es probable que las tensiones entre Washington y Pekín se intensifiquen a medida que se acercan las elecciones presidenciales estadounidenses.
A la espera de conocer si se dará el visto bueno al acuerdo entre ByteDance, Oracle y Walmart sobre TikTok, el gobierno de Estados Unidos impuso durante el fin de semana restricciones a las exportaciones de componentes estadounidenses a SMIC, el mayor fabricante de semiconductores de China, una medida que amenaza el impulso de Pekín para volverse más autosuficiente en una de las áreas tecnológicas más críticas.