A pesar de que el salario mínimo general se triplicó de 2018 a la fecha, 83.9 millones de mexicanos carecieron de ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas entre enero y marzo pasado.
Así lo indican estimaciones del grupo de investigación de México, ¿cómo vamos?, al tomar como base la información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Esta cifra equivale a 64.3% de la población nacional y considera a las familias cuyo ingreso laboral fue insuficiente para adquirir la canasta alimentaria, más la que incorpora servicios como la vivienda, educación, transporte público y otros insumos prioritarios, cuyo precio conjunto fue de 9 mil 360 pesos mensuales en marzo, de acuerdo con los últimos datos del hoy extinto Coneval.
El coordinador de datos de la organización México, ¿cómo vamos?, Axel Eduardo González, señaló que “esta medición muestra las restricciones presupuestales a las que se enfrentan las personas más allá de la parte alimentaria”.
De la población total, 64.3% carece de ingresos suficientes para adquirir los alimentos, así como productos y servicios básicos, por lo que tampoco pueden ahorrar, explicó Axel González.
Chiapas y Oaxaca son los estados donde más de 80% de la población tiene ingresos laborales insuficientes para comprar ambas canastas.
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Esto significa que sólo dos de cada 10 chiapanecos y oaxaqueños pueden ahorrar y consumir más allá de sus necesidades básicas.
En el otro extremo, como las entidades con mejores condiciones se encuentran Baja California Sur, Baja California y Chihuahua, donde más de seis de cada 10 pueden gastar por arriba de sus necesidades básicas, ahorrar e invertir.
Sueldos precarios
El coordinador de Acción Ciudadana contra la Pobreza, Rogelio Hermosillo, destacó que 32.9 millones de trabajadores carecen del salario suficiente para superar el umbral de pobreza.
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El salario mínimo en México se triplicó de 2 mil 651 a 8 mil 368 pesos mensuales de 2018 a este año, reporta la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
El salario todavía se encuentra 10.6% por debajo del precio de ambas canastas básicas; sin embargo, la meta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo es llevar el mínimo a dos y media al final de su administración.
Para Rogelio Hermosillo, el umbral de ingreso suficiente equivalente a dos canastas básicas es la primera meta para el salario mínimo, ya que este indicador muestra cuántas personas laboran en esta condición de violación evidente y sistemática al derecho al trabajo digno. Desde su punto de vista, esta situación se originó hace más de 40 años, cuando se aplicó una política de contención salarial; primero para frenar la inflación a fines de los años 80 y principios de la década de los 90, y luego para dar al país una ventaja competitiva internacional y captar inversiones.
A partir de 2017, cuando se logró liberar al salario mínimo de ser utilizado como índice, unidad, base, medida o referencia para fines ajenos a su naturaleza, comenzó una política de recuperación salarial.
No obstante, ha sido insuficiente para resarcir la distorsión histórica, en que las mejoras de productividad y rentabilidad de la economía no se ha reflejado en mayores remuneraciones para quienes menos ganan, de acuerdo con el coordinador de Acción Ciudadana contra la Pobreza.
“Quizás la mayoría de los salarios estén desvalorizados, pero los que están más desvalorizados son los salarios operativos, más bajos, los de limpieza, seguridad, albañilería, incluso pueden ser en grandes tiendas departamentales y supermercados”, señaló.
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Mal negocio
Rogelio Hermosillo explicó que los negocios que se acostumbraron a pagar bajos salarios y cuya rentabilidad consistió en percepciones castigadas tienen una inercia muy grande y el sueldo mínimo ya los está alcanzando; sin embargo, este último tiene un límite, porque las autoridades no pueden subirlo arbitrariamente.
“Necesitamos encontrar una manera, por eso nosotros promovemos la iniciativa de Ingreso Digno, para que las empresas con base en su productividad vayan mejorando los salarios. En la parte cualitativa, se debe entender que con la desvalorización del trabajo afectamos a nuestra economía”, comentó.
Uno de los efectos negativos, hizo ver, es lo que pasa ahora frente a Estados Unidos, pues en México dependemos de las exportaciones hacia ese país, porque el mercado nacional está limitado por los bajos salarios.
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Para que la economía crezca hay que pagar mejor y se puede ganar más haciéndolo, mientras tanto, la política de la desvalorización de los salarios sigue inercialmente pesando todavía mucho, advirtió Rogelio Hermosillo.
Axel González destacó que hay avances como la regulación anual para el incremento al salario mínimo, pero ve complicado que la pobreza laboral disminuya ante el estancamiento de la economía mexicana este año.
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