Ante este escenario de creciente violencia, resulta obligado que sumemos esfuerzos para sacar a nuestro país de esta situación. No podemos permitir que la libertad nos sea arrebatada.

El discurso oficial dice que la reforma es para acabar con la corrupción. Pero eso es una acusación irresponsable, porque no se puede señalar a todas y todos los trabajadores del poder judicial de ser corruptos.