Los manglares pudieron haber frenado la devastación de Otis en Acapulco. Hoy, restaurarlos es una urgencia climática, social y económica.

Los mares mexicanos rebosan vida, cultura y sustento. Pero su riqueza no es infinita. Frente al agotamiento de recursos y los límites de la conservación tradicional, surge una nueva forma de proteger: construir juntos