Recuerdo cuando Porsche lanzó la Cayenne , su primer camioneta, algo sin precedentes que a los más puristas, les dio un trago amargo. Se trataba de la esencia deportiva de la marca en una carrocería diferente que incluso, podría ser capaz de hacer off road. ¿Será cierto?
Quizá la mayoría de los dueños de un Cayenne prefieren disfrutar de su desempeño en carretera , o incluso en pista. Incluso yo me limitaría a eso, no porque sea un SUV delicado sino porque tiene un origen velocista. A pesar de ello, esta camioneta cuenta con varios ajustes todoterreno que fueron puestos a prueba por un YouTouber en el desierto de Moab.
Con solo cambiar las llantas de asfalto por unas todoterreno de 32 pulgadas, esta Cayenne de primer generación fue capaz de atravesar un camino accidentado con facilidad pero, lo más impresionante, es que logró subir el llamado “Hell’s Gate”, un sendero muy inclinado además de resbaladizo, que es retador para cualquier vehículo.
Quizá no tenga la articulación más flexible pero deja claro que un Cayenne tiene lo necesario , mecánicamente hablando, para meterse en los caminos más complejos. Personalmente, creo que demuestra el nivel de ingeniería para poder ser excelente a altas velocidades pero también para subir montañas, a la vez de ser civilizado en la ciudad.
Tras tres generaciones con diversas versiones, el Porsche Cayenne supo ganarse el corazón de nuevos clientes pero, más importante, de ser aceptado dentro del grupo de apasionados de la marca que pensaban que un SUV era sacrílego.