Si los hatchback tienen gancho de seducción, se lo deben, en buena parte (y en fechas recientes), al Seat Ibiza, ni hablar. ¿En qué consiste su atractivo, en nuestra opinión (y perdón si tenemos que hablar de nuevo de los SUV)? En que ofrecen una apariencia similar a la de un utilitario, aunque con un centro de gravedad más bajo y una posición al volante idéntica a la de un sedán.
Hoy la competencia de hatches es muy cerrada
. En cada temporada se presentan más. Pero hay que recordar que el Ibiza llegó a nuestro país, hace unos 15 años, cuando todavía no se experimentaba ese boom. Lo que conocimos de entrada fue su tercera generación global. Gracias a su estilo juvenil, este vehículo abrió brecha a la Sociedad Española de Automóviles Turismo, pero también a un segmento o estilo completo. Es un auto muy meritorio.
La misión de repetir el golpe. Hoy ya contamos con el quinto capítulo del auto más vendido de la marca española , con una serie de mejoras que parten de lo estético y que culminan en mayor equipamiento. Tal cual: lo primero que llama la atención de la renovación es el nuevo diseño que, como podemos ver, se apega al estilo del León y del Ateca.
Quizás muchos afirmen que la evolución no es tan notoria. Es verdad que hay que poner, como hicimos nosotros, a la cuarta y quinta generación frente a frente, para notar la metamorfosis. Acertada, creemos.
Por otra parte, una serie de alteraciones hacen que el vehículo tenga un mejor desempeño. Nos referimos estrictamente a la estabilidad y al confort de marcha, ya que debajo del cofre encontramos el mismo motor y la misma cantidad de caballos de fuerza que antes.
Las mejoras en la firmeza del vehículo provienen del nuevo chasís, que ofrece mayor rigidez y una distancia entre ejes 10 cm más larga . Como consecuencia, además de tener un manejo más agraciado, se abre la oportunidad para una cabina más amplia, principalmente en la cajuela y en la segunda fila.
En adición al mayor espacio interior, esta quinta generación también luce un rediseño en el tablero, que toca al cuadro de instrumentos y a la consola central, la que ahora alberga una pantalla de ocho pulgadas con mejores gráficos, más intuitiva. Este display integra, claro, Apple CarPlay y Android Auto. Otras de las novedades en este nuevo Ibiza la encontramos en el quemacocos de abertura completa y en el cargador de teléfonos por inducción (en la versión FR). Eso sí: brilla por su ausencia la cámara de reversa. Mayor cantidad de bolsas de aire también hubiera sido deseable.
Cuando lo manejamos, esos apuntes quedan muy atrás gracias a la perfección en la rigidez estructural, la disminución del peso y ciertas adecuaciones en el sistema de suspensión.
Con el motor y la caja es otra historia. Tenemos el mismo 1.6 litros pero una transmisión manual de cinco velocidades , en lugar de la de seis, que ya presentaba la anterior generación. Aquellos que deseen una caja automática avanzada tendrán que esperar a que llegue la versión con bloque de 1.0 litros, en unos meses.
Sí, este Ibiza nos dejó con sensaciones encontradas. Por un lado tenemos más equipamiento enfocado al confort, más espacio interior y un diseño más moderno, pero por el otro nos quedamos con las ganas de un motor más brioso, sobre todo en la versión deportiva, la FR, que se reduce a un quemacocos, iluminación ambiental LED bicolor, sensores de estacionamiento y, como ya mencionamos, cargador por inducción para teléfonos celulares.
Quizás lo que apreciamos más de esta quinta generación del Ibiza es que es 200 kg más ligera, aproximadamente. Esto, en un tipo de vehículo que depende mucho de la relación peso-potencia, es una noticia buenísima.