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Hoy en día, tener un automóvil en entornos urbanos se ha convertido en una necesidad más que un lujo. Con el alza de precios en los autos nuevos, surgió un nicho de mercado que marcas como Nissan, Hyundai y Chevrolet han aprovechado para colocar sus ejemplares dentro de las listas de “los más vendidos” en nuestro país.
Aunque el segmento de entrada vino a beneficiar a la gente que necesita un coche, siempre se encuentra en entredicho debido a sus bajos estándares de seguridad (situación que las marcas han ido mejorando poco a poco). Así, Renault trae a nuestro mercado el Kwid, un nuevo competidor que la marca francesa tiene contemplado como su “próximo superventas”.
Proveniente de la alianza Renault-Nissan y de manufactura brasileña e india, este modelo no es tan conocido a nivel mundial como el Megane, pues su objetivo es ser un “best-seller” en mercados emergentes (como los países donde se fabrica) y, desde su concepción, sacrifica elementos que son necesarios para llegar a lugares como Europa o Estados Unidos. Afortunadamente para nuestro país, Renault trae una versión que ha sido calificada con tres estrellas por el Latin NCAP, el fabricado en tierras amazónicas.
Para conocer más a fondo este subcompacto de entrada, el equipo de AUTOPISTAS tuvo acceso a él semanas antes de que haga su debut oficial. Para esta prueba se nos proporcionó la versión “Outsider” que se posiciona como la tope de gama del nuevo Kwid.
Con lo mejor de dos mundos
De primera vista, este modelo da la impresión de seguir la tendencia de parecer más grande de lo que en realidad es. Sin embargo, basta acercarse un poco al auto para darse cuenta que claramente se trata de un hatchback con una especie de “look SUV”.
Complementan detalles en negro como los espejos laterales, los rines de 14 pulgadas, un plástico entre las puertas y las salpicaderas. Asimismo, destacan los viniles que dicen “Outsider” al costado de las puertas.
Su interior r esulta menos espacioso de lo que deja la primera impresión, haciéndolo cómodo para dos adultos acompañados de dos infantes. Esta representa una buena opción para una pareja con niños pequeños o sin ellos ( y así aprovechar los mil 100 litros de espacio que ofrece cuando se abaten los asientos traseros).
Su combinación de negro con naranja en lugares como las puertas, los asientos de tela y la palanca de velocidades le da un toque juvenil y un atractivo extra para aquellas personas que buscan un auto que “se salga de lo tradicional”. Llama la atención el equipamiento de una pantalla táctil de siete pulgadas que es capaz de acoplarse con Apple CarPlay y Android Auto, hecho poco común para este tipo de autos.
El encanto del Kwid se pierde cuando se revisa la calidad de sus materiales y componentes. Específicamente, los plásticos dejan mucho que desear e, incluso, dan una ligera sensación de que el auto aún no está terminado. Por otro lado, detrás de los cinturones y al abrir la cajuela se pueden ver unas tuercas que, normalmente, deberían ir cubiertas.
Manejo meramente citadino
El Renault Kwid podrá resultar muy engañoso para quien no sepa entender su papel en el mercado y se deje llevar por cifras como el número de caballos de fuerza pues cuenta con un motor de tres cilindros de 1.0 litros que apenas entrega 66 equinos, 69 lb-pie de torque y una transmisión manual de cinco velocidades. En definitiva, sería injusto medirlo con esa vara.
Con un peso de apenas 764 kilogramos, el auto se siente ágil. A bajas velocidades, no más de 80 km/h, se siente como un producto confiable con buena estabilidad. Sin embargo, pasando el mencionado límite, el hatchback comienza a vibrar, hacer algunos ruidos y a ofrecer sensaciones de que cualquier pequeño empujón lo haría perder el balance.
Por lo anterior, estoy convencido de que es un modelo que destaca con creces para ser conducido en un entorno urbano , pero sacarlo a un recorrido de carretera de más de una hora podría representar una decisión no tan buena si se maneja a altas velocidades.
Dentro de esta limitación de potencia, el Kwid presenta en el consumo de combustible una de sus mayores virtudes. Renault reporta en la ficha técnica hasta 17.6 km/l, número que no quedó muy alejado de los 14.3 que lanzó la pantalla de información los días en los que llevamos el modelo a recorridos constantes entre la zona norte y centro de la CDMX.
Todas las versiones incluyen una alerta que te avisa cuando debes cambiar la velocidad, así como un indicador que se torna rojo cuando has tardado demasiado en hacerlo. Al seguir estas indicaciones y otras más de su modo “Eco Drive” , logramos aumentar la eficiencia hasta los 15.3 km/l.
¿Y la seguridad?
El caso Kwid es de llamar la atención pues, mientras algunos de sus competidores ofrecen solo dos bolsas de aire y frenos ABS hasta la versión media o tope de gama, tiene bolsas de aire frontales y laterales, es decir cuatro, además del Sistema de frenos “Anti Bloqueo” desde su variante de entrada.
Normalmente, cuando un auto te avisa que no te llevas puesto el cinturón de seguridad lanza una alarma que se va tornando tenue hasta dejar de oírse. Aquí es donde Kwid presenta otra ventaja: su alerta comienza a subir el volumen y su tonalidad se vuelve más aguda provocando una sensación de incomodidad que solo se acaba poniéndose el cinturón. Esta medida podría parecer exagerada o hasta invasiva pero, desde mi perspectiva, resulta necesaria.
¿Cómo competirá?
Renault
pondrá a disposición de los mexicanos, a partir del 15 de mayo, un producto que podría incomodar a los “capos” de las ventas como ya lo hizo en Sudamérica y Asia y que, si cumple su cometido, le dará una nueva dimensión a la firma del rombo dentro de un mercado que no deja de comprar coches a pesar de la caída en los números.
Llega a México
con un precio de entrada de 164 mil 900 pesos para su versión Intens y de 179 mil 900 en su versión Iconic . La edición Outsider, tope de gama, tendrá un costo de 199 mil 900 pesos . El color de la unidad empleada en esta prueba solo está disponible vía preventa en su sitio web.