Desde el inicio de los autos, las personas han tenido una cierta fascinación por repararlos por su cuenta. No solo se trata de un tema económico, pues resulta más barato, sino de una relación “personal” que los individuos desarrollan con sus propios autos. Esta es una manera más de demostrarle amor a ese aliado de cuatro ruedas que nos lleva a todos lados.
De igual manera, es una forma en la que los conductores comprenden el funcionamiento de su auto, o al menos así era hasta hace algunas décadas. En esa entonces, si necesitabas una reparación en tu coche, podías encontrar las piezas necesarias y armarte de valor para realizarla tu mismo, pero parece que hoy en día no es así.
Esta falta de mantenimiento y reparaciones a los autos por la propia cuenta del conductor no es un tema de un cambio de ideas conforme pasan las generaciones, si no más bien es porque las marcas de autos parecen no querer dejar que esto pase.
Hay situaciones en las que, reparaciones tan sencillas como reemplazar filtros o cambiar el aceite es prácticamente imposible para todo aquel que no tenga las herramientas específicas de la compañía. Incluso, sin las computadores especiales para comunicarte con tu vehículo, cualquier cambio que queramos hacer podría echar a perder muchos elementos más.
El “ derecho a reparar ” se ha visto mermado en los últimos años, y en estas líneas te contaremos los principales motivos de este fenómeno, así como su posible solución a mediano plazo.
¿Por qué limitar el acceso a tu propio auto?
Cuando compramos un auto, nos dejamos llevar por elementos como la tecnología a bordo, motor e incluso el color de la carrocería, pero jamás nos fijamos en lo fácil o complicado que puede ser acceder a los componentes mecánicos de nuestro próximo vehículo.
En los últimos años, parecería que las marcas se empeñan por negarnos el acceso a los elementos mecánicos de algunos autos. Por ejemplo, el BMW i8 tiene una serie de cubiertas especiales sobre el motor que solamente pueden ser removidas con la herramienta que disponen los talleres de la marca. Aún así, si logramos pasar dichas cubiertas, lo que encontraremos son algunas placas de metal colocadas estratégicamente para no poder modificar ningún elemento del motor híbrido.
A pesar de que muchas personas han encontrado situaciones similares en sus propios autos, las marcas aseguran que este tipo de “protecciones” son para asegurar que el tren de poder y mecánica en general no disminuya su calidad al ser intervenida por terceros ajenos a la firma.
De igual manera, las marcas aseguran que el consumidor podría dañar el producto o resultar lastimado en el proceso, especialmente con vehículos modernos que implican propulsión con baterías.
Sin embargo, la mayoría de los talleres externos a la marca o consumidores apasionados de la mecánica argumentan que este tipo de información y acceso a los componentes de sus autos está limitado por una sola razón: el dinero.
Según ellos, las compañías protegen a sus distribuidores autorizados y obligan a los consumidores a pagar precios elevados por un servicio que debería de ser “accesible” para todo aquel que quisiera hacerlo.
Para evitar este comportamiento en la industria, actualmente algunos lugares de Estados Unidos se encuentran analizando leyes que obliguen a las armadoras a compartir la información y patentes de herramientas.
¿Es esta la solución?
Parecería que sí, pero la realidad es que las marcas de autos no pueden compartir sus datos con cualquier taller porque argumentan que, de este modo, se originaría un problema de seguridad.
A lo que se refieren es que, si alguien tiene acceso a sus datos para reparar el auto por su cuenta, puede “hackear” las telemáticas del vehículo para así poder acceder a información confidencial de la marca.
Incluso, algunas compañías aseguran que, de liberar esta información a talleres no autorizados, podrían rastrear e incluso controlar algunos elementos de los autos de los clientes.
Esto iría contra las políticas de las mayorías de las empresas de proteger al cliente de potenciales riesgos en todos los sentidos. Por lo tanto, el gobierno no puede obligar a las armadoras a liberar el “derecho a reparar” por cuestiones de seguridad de los usuarios.
Al final del día, se sigue librando una "batalla" por parte de los consumidores para mantener ese derecho a reparar sus propias cosas. Mientras tanto, algunas cosas se podrán realizar por cuenta del interesado, sin embargo, deberá de tener cuidado de no violar las garantías de la marca para poder recurrir a los centro autorizados en casos específicos.