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Escribir de un auto, cómo se maneja y qué novedades porta para su introducción al mercado supone una despersonalización por parte del autor en aras de ser lo más imparcial que se pueda. Sin embargo, en la más reciente presentación de Ford, el objetivo no se logró.
Más allá de ser un error, considero que esto es producto de un mensaje que el equipo de la marca norteamericana y todos los involucrados en la presentación dieron: a veces, las imperfecciones emocionantes son mucho mejores que lo estrictamente impoluto.
La emoción no es para menos si consideramos que se trató de la largamente esperada reinterpretación del Ford Mustang Bullitt, uno de los modelos que siempre aparece en los enlistados importantes de “los autos más legendarios en la historia de las películas”.
Para ambientar esta presentación, el equipo de Ford nos invitó al lugar que funcionó como set de filmación para la legendaria película que, en 2018, cumple 50 años de haber sido estrenada: las calles de San Francisco.
Contracorriente por naturaleza. La primera de las contradicciones lógicas que representa el Ford Mustang Bullit radica en su esencia distintiva. Mientras que la mayoría de los esfuerzos de la industria están dirigidos a la eficiencia en el consumo de combustible, este auto cuenta con la versión más actualizada del motor V8 Coyote de 5.0 litros, el cual ha sido modificado para lograr expulsar 480 caballos de fuerza y 420 libras-pie como capacidad de torsión.
Este aumento en la potencia es posible gracias a algunos cambios mecánicos para este modelo. El más importante es la adaptación de un múltiple de admisión idéntico al del Mustang Shelby GT350 y una modificación al limitador de revoluciones que le permiten expulsar toda su potencia exactamente a las siete mil revoluciones por minuto.
Esta reconfiguración mecánica se traduce en mayor poder; sin embargo, este resultado es más notorio en el sonido que expulsa el motor, pues es considerablemente más estruendoso que un Mustang “normal”.
Cada pulso al pedal responsable de la aceleración del Bullitt nos ilustra de manera automática al nombre del primer álbum en vivo de Pink Floyd “The Delicate Sound of Thunder” (El Delicado Sonido del Trueno).
El sonido es inmediato pero progresivo, ruidoso sin ser estridente y, simplemente, un homenaje a todo muscle-car de finales de la década de los sesenta, donde la elección de auto de cada persona era una extensión de su personalidad y, en este caso, virilidad.
Por si no fueran suficientes los esfuerzos que Ford ha hecho con este modelo para distinguirlo de cualquier tendencia actual de fabricación, el nuevo Mustang Bullitt se ofrecerá de manera exclusiva con la opción de acoplamiento manual de seis velocidades.
Esta decisión es acompañada de la instalación de una bellísima palanca de velocidades que es finamente rematada con un pomo de sujeción blanco idéntico al vehículo utilizado originalmente en la película, pero superado en calidad y técnica de manufactura.
Conscientes del esperable desgaste que puede representar el manejo de un vehículo de esta naturaleza (y cuya potencia ha sido aumentada), Ford ha decidido instalar un “rev matcher” similar al del Shelby GT350 para evitar que las maniobras de pisar el embrague sean complicadas. Esto hace prácticamente imposible que el coche se nos apague por meter mal una velocidad o, bien, la transmisión cruja al hacer estas operaciones.
En pocas palabras, es una transmisión de antaño adaptada al conductor cotidiano.
Miembro de una especie única. Contrario a lo que pareciera ser de primera impresión, el nuevo Bullitt está lejos de ser “una versión más” en el bestiario de la historia Mustang, pues aunque está basado en la plataforma y el aspecto del Mustang GT que se ofrece actualmente, hay una serie de elementos que lo volverán un verdadero ejemplar de colección a futuro.
El primero de ellos es su limitada producción, pues, a pesar de que será fabricado en un periodo de dos años y su distribución será global, el equipo presente en la develación de este auto nos comentó que dudan mucho que superen las cinco mil unidades ensambladas durante este lapso. Esto con el objetivo de convertirlo en un verdadero objeto del deseo entre entusiastas del filme y el manejo deportivo.
Asimismo, el Bullitt solo será ofrecido en dos versiones de color: el verde botella que se volvió icónico gracias a la película que estelariza Steve McQueen y en negro.
Al preguntar, sorprendido, por la decisión de por qué se ofrecerá un modelo en un color que no corresponde a la fidelidad de la película, Carl Widmann, jefe de ingeniería del Ford Mustang, respondió en tono bromista: “lo hicimos porque cuando salió en la película (1968) las televisiones a blanco y negro eran lo más común, entonces seguro hay más de un despistado que crea que el coche en realidad es negro”.
Como lo dicta la naturaleza de los automóviles en ediciones especiales, la presencia de emblemas que nos remitan a por qué se debe desembolsar más dinero por dicho modelo es una obligación.
En el Bullitt los emblemas que señalan qué diferencia tienen con la versión regular no acompañan, sino reemplazan. En la parte trasera, las letras que señalan la versión GT dan lugar al emblema de la película en la que aparece el ejemplar original.
Al frente, el icónico potro que se coloca en el centro del auto desaparece para darle una mayor similitud al de la película, donde la ausencia de emblemas lo hace lucir aún más agresivo.
En interiores, la tónica es la misma y, además de la palanca previamente mencionada, destaca la presencia de una placa en el tablero que, además de indicarnos qué número de producción es el auto en el que estamos sentados, se muestra el nombre de la leyenda: “Bullitt”.
La importancia de su existencia. La decisión de Ford de lanzar este modelo a 50 años del estreno de la película que lo convirtió en una leyenda es ilógico en los planes actuales de un producto rentable. Sin embargo, esto mismo es lo que lo convierte en un encanto genuino
Si saliéramos a las calles y preguntamos a un grupo de jóvenes cuántos saben de la existencia de la película “Bullitt”, encontraríamos a muy pocos. Si nos ponemos a interrogar cuántos de ellos la han visto, el número, seguramente, se reduciría aún más.
Sin embargo, esta película es bien recordada en la historia del cine por méritos que no necesariamente se ubican en la perfección técnica. Se ubican en la memoria de los cinéfilos por la cruda naturaleza que representan.
A pesar de que la película está plagada de errores en las secuencias de persecución, es, hasta la fecha, una de las mejores en escenas de acción en la historia del cine y esto se debe a que son altamente verosímiles.
Si comparamos la persecución de Bullitt con una de la saga de Rápidos y Furiosos, encontramos que las animaciones generadas a computadora en la más actual pueden ser más vistosas. Sin embargo, difícilmente nos podemos relacionar con ellas.
Bajo este mismo principio, Ford reintroduce al mercado una leyenda que parece no tener cabida en un mundo donde todo debe ser responsable, pero que no nos emociona como lo irracionalmente fascinante.