La historia de GM en Europa ha sido una montaña rusa. Aunque vendía autos en aquel continente de la mano de la filial coreana Daewoo, en 2013 salieron del Viejo Continente con excepción de modelos deportivos.
Pero no todo estaba perdido, pues para entonces aún contaban con las marcas europeas de Opel y Vauxhall, hasta que en 2016 se vendieron a Stellantis. Anteriormente, este camino había tenido la intención de conquista desde antes con Cadillac, la marca de lujo del conglomerado americano. ¿Pero cómo lo iban a lograr si sus autos son muy diferentes a los del gusto europeo?
La respuesta fue unir fuerzas con otra marca que hoy por hoy ya no existe, y fue SAAB. La idea en sí no era mala, pues tenía autos relativamente populares que sabían lo que el público de sedanes y vagonetas de lujo necesitaban en aquellos años en Europa.
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El único Cadillac europeo
Dicho esto, Cadillac tomó las bases del SAAB 9-3 y construyó el BLS, un auto compacto que quedaba por debajo del CTS pero que, curiosamente, no se ofreció nunca en Estados Unidos. Esta fue una declaración de la marca americana para lograr atraer a nuevas personas.
Contrario a lo que podría haber pasado, de solamente reetiquetar el 9-3, sí existió un trabajo importante de diferenciación con el Cadillac BLS. El diseño respondía al lenguaje de la marca en esos años, además de cambiar ciertos elementos icónicos del SAAB para no robarle personalidad. Por ejemplo, el encendido se movió a la columna de dirección, se eliminaron los portavasos plegables, la iluminación del tablero se sustituyó por una en color blanco, entre otros.
Sin embargo, la plataforma Epsilon y los motores eran los mismos que usaba el SAAB 9-3 o el Opel Vectra, donde existían algunos diesel de origen FIAT (hubo alianza entre FM y la italiana para esas mecánicas), 2.0 turbo y V6, con potencias de entre 150 y 250 caballos de fuerza.
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Naturalmente, la producción también fue europea, disponible con carrocería sedán y vagoneta, algo muy europeo. Esto se dio en la planta de Trollhättan, en Suecia, así como en Kaliningrado, en Rusia. Sin embargo, las críticas no fueron las mejores, pues no ofrecía algo novedoso o diferente de un BMW Serie 3 o Mercedes-Benz Clase C.
Su periodo de vida fue corto, pues estuvo apenas 5 años en producción, entre 2005 y 2010. A México se llegó a vender en 2007, y al día de hoy es un unicornio aún más raro de ver que su primo hermano, el SAAB 9-3.
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