Se acercaba el final del siglo pasado, y Renault era uno de los equipos más importantes de la Fórmula 1 en esa entonces. Por otra parte, dentro de la casa del rombo estaban prontos al décimo aniversario de la Espace , su minivan; el requerimiento de algo especial para celebrar dicha ocasión era algo importante.
A los ingenieros de la marca se les ocurrió una cosa: juntar la filosofía del transporte para toda la familia, con la tecnología de la Fórmula 1. Renault quería celebrar a lo grande, por lo que no se opusieron a la alocada propuesta y dieron luz verde a un pequeño equipo de mecánicos para comenzar con el proyecto.
La idea de relacionar un producto convencional a la máxima categoría del automovilismo no es nueva. Renault simplemente pudo haber pegado algunas calcomanías con diseño especial, rines únicos y algunas piezas de “aerodinámica” pero decidieron ir más allá.
Junto a Matra, socio de producción de la Espace, fabricaron la minivan más rápida de la historia. Para esto, montaron el motor V10 del monoplaza de Renault, dando como resultado una creación poco práctica pero maravillosa.
Las entrañas sobresalían de todo lo visto anteriormente gracias al monstruoso bloque V10 heredado del FW15 C de Alain Prost en 1993. Este motor llevó al piloto a conseguir su cuarto título mundial en la F1.
Este motor se ubicaba en el centro de la camioneta, literal. Era flanqueado por un par de asientos de fibra de carbono. Estos lugares eran inutilizables, pues el ruido del motor, y calor, simplemente no permitían que alguien viajara en dicho espacio.
La carrocería estaba fabricada en fibra de carbono, y era una de las primeras unidades en el mundo en mostrar este tipo de construcción con la intención de reducir el peso total. La parte trasera del chasis de la Espace F1 se tomó de un Williams de carreras, elemento que fue donado por el equipo con tal de que el proyecto se llevara a cabo.
La Renault Espace F1 pesaba solo 1,300 kilogramos, tenía una potencia similar a poco más de 800 caballos de fuerza , el motor subía hasta las 13,800 RPM y aceleraba de 0 a 100 km/h en 2.8 segundos. Otro elemento destacable era la transmisión secuencial de seis velocidades.
El trabajo realizado a la carrocería habla por si solo. Un alerón de gran tamaño, tomas de aire en la parte frontal, cortes en la superficie lateral para mejorar la aerodinámica y, como era de esperarse, rines especiales para la versión.
No obstante, similar a muchos proyectos igual de radicales, Renault jamás tuvo intención de producir una versión deportiva de la Espace para el público en general y quedó simplemente en un ejercicio de diseño divertido.
La Renault Espace F1 se utilizó por varios años como una demostración en manos de Alain Prost o David Coulthard, pilotos de la F1. Se sabe que solo se fabricaron dos ejemplares; el primero está en manos de Renault y permanece estático en su fábrica. El segundo, aun rueda en algunas exposiciones gracias al mantenimiento realizado por el museo de Matra, en Francia.