En el bestiario automotriz hay muchas especies, sin embargo, pocas gozan del privilegio de ser el referente inmediato de cada uno de sus segmentos.
En el caso de las SUVs compactas no hay modelo que mejor ejemplifique la idea de un vehículo de altura elevada, amplio espacio para pasajeros y carga y un alto nivel de equipamiento de seguridad que la Honda CR-V . No en vano, en los últimos cinco años ha encabezado la lista de las camionetas familiares más vendidas en nuestro país.
Este año, la marca japonesa ha decidido darle una reestilización a su aspecto exterior e interior para consolidar su liderazgo y en aras de saber por qué es la reina de este peleado segmento, la evaluamos a profundidad.
Al analizar el aspecto de la Honda CR-V , podemos darnos cuenta por qué gusta tanto al público generalizado: no toma ningún riesgo y ninguno de sus componentes es demasiado atrevido para parecer desagradable.
Esto no quiere decir que carezca de personalidad y, de hecho, los cambios hecho para la versión año modelo 2020 son bastante distinguibles contra el ejemplar que reemplaza. Entre ellos, el más notable es la fascia, la cual tiene bordes más abultados y cuyo diseño le brinda un aspecto de bloque sin separaciones que le sienta muy bien.
El juego de faros delanteros y traseros sufre cambios que, aunque son sutiles, son identificables contra las CR-V que generalmente vemos en las calles. Las salidas de escape también fueron sometidas a una cirugía estética y le brindan una apariencia de un producto más elegante.
En pocas palabras, los cambios en el diseño son lo suficientemente ligeros para mantener la bien ganada identidad de CR-V , pero tienen bastante sustancia para percibir el cambio entre una versión y otra.
Donde las modificaciones son más apreciables y corrigen la batalla que parecía perdida por parte de Honda contra su competencia, es en el interior. Ahora, hay materiales que desde el primer vistazo se ven de mejor calidad, mejor hechura y sin duda, mejor montados que la versión anterior.
A esto, se le agrega la funcionalidad de vincular los smartphones con las buscadas interfaces de Android Auto y Apple CarPlay que compensan de manera solvente su ya atrasada plataforma de infoentretenimiento propia.
Sin embargo, a la enorme cantidad de clientes que ha ganado la CR-V a lo largo de 17 años en nuestro mercado, no le importan mucho los detalles de equipamiento o los retoques estéticos, pues lo que ellos han encontrado en este producto es, esencialmente, una sensación de llevar a su familia de manera segura y práctica y en ese sentido, la versión 2020 lo hace muy bien.
Aún cuando sometimos su manejo a velocidades por encima de los 180 kilómetros por hora (uso no recomendado), la superventas de Honda se afianza al suelo como pocos modelos de este segmento y más allá de eso, la cantidad de cosas que se le pueden subir (y las distintas maneras de hacerlo) es sorprendente para una SUV de esas dimensiones.
En este segmento en particular, los japoneses se han vuelto unos maestros de la versatilidad y del máximo aprovechamiento del espacio, sin embargo, en la Honda CR-V este principio es extendido al máximo con un balance entre comodidad de sus ocupantes y amplias áreas de carga.
Para esta renovación, Honda pone a la venta tres versiones en nuestro país. Éstas se distinguen exclusivamente por el nivel de equipamiento, pues todas cuentan con el motor de 188 caballos de fuerza que, como mencionamos brevemente, tiene un empuje destacable en su segmento.
Este abanico de variantes inicia en 489 mil pesos , le sigue una opción de 554 mil pesos y finalmente, la opción tope de gama tiene un costo de 589 mil pesos. Este catálogo coloca a la CR-V como una opción que se ubica entre las opciones más económicas y las más costosas. Es decir, un punto medio.
