Había una época en nuestro México en la que el producto de gama inicial de algunas armadoras era básicamente una cubeta indigna puesta sobre ruedas, retratado bajo la frase “es más triste andar a pie” y apenas soportable.
La apertura comercial, una encarnizada competencia y la exigencia de un consumidor cada vez más informado, han obligado a las armadoras tradicionales a espabilarse, siendo un factor en este cambio la llegada de
a nuestro país.
El producto en cuestión se trata del Rio hatchback , modelo de entrada a la gama KIA, ensamblado en México, y que la armadora ofrece en versión manual en dos equipamientos definidos bajo los niveles LX y EX . La unidad de prueba que tuvimos oportunidad de manejar es la EX , que cuenta con la combinación de transmisión manual con una serie de equipamientos de conveniencia.
Cámara de reversa, luces de conducción diurna LED , quemacocos , abatidor electrónico de espejos laterales , luces laterales ligadas al giro de volante , así como faros de halógeno.
Para quienes buscan maximizar el control en su experiencia de manejo no hay sustituto para la transmisión manual y, en el KIA Rio , las 110 libras pie de torque hacen equipo con una primera velocidad bien entonada, que prácticamente sale avante casi en ralentí al desembragar. Los cambios van hasta la sexta , con un botón de seguridad para la reversa .
El monitor encargado de recomendar el cambio correcto se despliega en el cluster central. Su cuatro cilindros de 1.6 litros produce 121 caballos a las seis mil 300 revoluciones, con un tono discreto de escape saludable que no aturde ni se oculta.
Otro defecto que va desapareciendo de nuestro mercado es la escueta oferta de equipo de seguridad en gama inicial. En el caso de Rio Hatchback éste no solo cuenta con ABS y seis bolsas de aire, también están presentes de serie control electrónico de estabilidad contra el sub y sobreviraje, sistema de gestión de estabilidad vehicular, frenos de disco en las cuatro ruedas , cámara de visión trasera y sistema de arranque en pendientes.
Al interior, el acabado en puertas deja claro que se trata de gama inicial, pues el material base es tal cual el formado de origen, sin paneles decorativos, cambios de tono o en tela. Sin embargo, además de los elevadores eléctricos de cristales, el juego de botones nos permite colapsar espejos, un equipamiento conveniente en el autolavado o estacionamientos estrechos. El volante cuenta con controles de audio , computadora y teléfono , además de acento en acabado metálico mate. El tablero cuenta con acentos acabado piano y tiene un aspecto contemporáneo, agradable a vista y tacto, que no cae en lo espartano o austero.
Cuenta con botón de encendido y llave inteligente. La conectividad bluetooth así como las funciones Apple CarPlay y Android Auto complementan un sonido ambiental balanceado. El quemacocos adorna la cabina, ayudando a que se perciba espaciosa.
En conducción, sorprende el cómodo tono de la suspensión y lo robusto de la amortiguación, particularmente al enfrentar topes. A diferencia de otros productos cuya carrera de suspensión llega a tope con un sonoro golpe, en Rio la absorción se percibe robusta y sin sonido escandalizador. Casi podría creerse que es un vehículo de rallies, y esto se debe a que ya varias escuderías lo utilizan para esta finalidad. En tráfico resulta ágil por sus dimensiones y la disponibilidad de torque desde bajas revoluciones. Las recuperaciones demandan del conductor el cambio a velocidad inferior, como es de esperarse en esta gama de potencia y segmento.
Al caer la noche la conveniencia de la iluminación lateral, los faros de niebla y las luces con encendido automático complementan la experiencia, aunque un detalle mejorable sería contar con espejos electrocrómicos, pues el deslumbrado puede llegar a destantear.
Kia Rio Hatchback
es una oferta que dará gusto a un comprador orientado a valor por su dinero, pero también ofrece confort para un uso práctico sin sacrificios. Sin lugar a dudas, de lo mejor de su segmento.