Dentro de las firmas norteamericanas, Dodge ha sido quien mejor partida le ha sacado a la estrategia de revivir muscle-cars , ya que han sabido entender esta nueva etapa e interpretar a la perfección los gustos y necesidades de su mercado.
Por esa misma razón, han encontrado un nicho de mercado donde, a través de diversos ejemplares, se han ganado una reputación que cualquier producto proveniente de Dodge es sinónimo de grandes cifras de desempeño.
Una de las mejores muestras de esto es el auto que manejamos esta semana: el Dodge Challenger SRT Hellcat Redeye.
Enfrente del monstruo. Hay que decir que, cuando uno se pone al volante de este monstruo moderno, la palabra "límite" es completamente relativa, ya que en todos los sentidos, este auto no los conoce.
No se trata únicamente de su inmensa parrilla con los clásicos faros dobles , un par en tonos rojos (en alusión al nombre del vehículo) sino de entender por qué hace décadas despertaron tantas pasiones.
Sin embargo, ahora con su carrocería Widebody , necesaria para dar cabida a tremendos rines progresivos de 20 pulgadas o a la robusta transmisión, pareciera que este "Felino superdotado" vino de un futuro postapocalíptico.
En el habitáculo del Redeye hay piel, alcántara, cinturones de seguridad rojos, paletas de cambio detrás del volante y un par de relojes en el tablero que muestran la firma SRT. El izquierdo marca en rojo las siete mil rpm del corte, mientras que el derecho llega hasta los 340 km/h como velocidad máxima.
La consola luce un acabado tipo fibra de carbono que, por el precio del auto, bien pudo haber sido auténtica.
Los controles de clima lucen modernos pero sin sofisticaciones innecesarias porque, con un auto tan potente, lo que menos quieres es distraerte con una perilla o botón. Lo mismo sucede con la palanca de velocidades de altura corta y mango ancho que, de manera digital, indica la función seleccionada.
Si esperas que por sus dimensiones el Redeye lleve cómodamente a cuatro o cinco pasajeros, te equivocas. Conductor y pasajero no tendrán problemas pero quien vaya en la parte posterior, será mejor que se mentalice. Vale la pena ser egoísta.
El corazón de esta bestia es el poderoso y revisado motor hemisférico de 8 cilindros en V, 16 válvulas, con filtro de aire de alto rendimiento y un supercargador que, por sí solo, desplaza 2.8 litros. Como referencia, el motor de un Volkswagen Golf es de 2.0 litros.
Basta oprimir el botón de arranque para escuchar un desfile de notas que parece ser ocasionado por truenos de una tormenta. Por debajo de las tres mil rpm solo hay percusiones de metales puros que no se necesitan acentuar como en el Shelby o el Camaro .
Al Redeye no le gusta mucho ir debajo de los 120 km/h, y apenas hago más fuerza con el pie derecho, el auto sale totalmente disparado y ni sus dos toneladas de peso parecen hacerle ruido a los 797 hp y 717 libras-pie de torque.
La transmisión te mantiene al tanto de cualquier borde, grieta o corrección hecha en curvas De hecho, es donde más se nota y se aprovecha la configuración Widebody .
Con más confianza, apuro el ritmo y las notas graves sucumben ante el agudo soplido del supercargador. A las 5,000 vueltas cuando el elefante y el gato despiertan, es cuando el Redeye te enamora o te genera taquicardia.
Hay que aclarar que si bien este auto merece respeto y unas manos bien entrenadas para ser domado, no en ningún sentido una bestia incontrolable que resulte peligrosa.
Es simplemente, la ejecución de un principio de poder que FCA y Dodge han ido perfeccionando con el paso del tiempo.