Existen cosas que, generalmente, un hombre no admite hacer mal. Entre ellas, están sus deficiencias en la cama y sus habilidades al volante.
Asimismo, es extraño enterarse que un “periodista especializado en autos” tenga sus reservas para manejar un auto por la posible falta de pericia para controlarlo.
Tal es mi caso y el auto en cuestión es la actualización del muscle car más potente del mercado mexicano.
Se trata del Dodge Challenger SRT Hellcat 2019 que, con 717 caballos de fuerza como carta de presentación, llegó a las oficinas de AUTOPISTAS para ser manejado en un entorno tan caótico como la Ciudad de México.
En defensa de mi “respeto” por el Challenger Hellcat , puedo decir que, cualquiera que se atreva a pararse junto a él, puede darse cuenta inmediatamente que este es un auto completamente distinto al resto.
El más llamativo de sus nuevos elementos es la presencia de un doble “snorkel” en el cofre, el cual ayuda a que una mayor cantidad de aire entre al supercargador y de esa manera, la expulsión de poder y sonido sea descomunal.
Además de sus ventajas al proceso de arranque y aceleración, esta incorporación resulta un agradable homenaje estilístico a modelos de antaño como el Dodge Dart de 1970 o el Challenger Demon de 1971.
Otro de los elementos que convierten a este auto en una pieza digna de destacarse en el mercado automotriz de actualidad es la presencia de un spoiler delantero enorme que, en el caso del modelo que manejamos, destaca por contrastar fuertemente con los colores de la carrocería.
Mientras el Hellcat que manejamos está pintado en color “rojo octano”, la estilización del spoiler es de un tono gris mate con acentos de un amarillo fluorescente que luce más como una instalación de aftermarket que una característica proveniente de fábrica.
No todo tiene una razón de ser. El haber dotado a este modelo del “Widebody Package” , le adhiere modificaciones en las dimensiones finales del auto pues, tan solo en anchura, este Challenger es 8.8 centímetros más grande que la versión que reemplaza.
Una vez superada la etapa de asombro visual (la cual se repite cada que vemos el auto), ingresar al Challenger representa una aventura de nervio, fascinación y diversión sin siquiera haberlo echado a andar.
Una vez encendido el Challenger , nos damos cuenta de detalles que son absurdos, encantadores y graciosos en un auto de actualidad.
Personalmente, el que más robó mi atención fue el hecho que, aún con el tanque de gasolina lleno, la autonomía de este vehículo está limitada al recorrido de 200 kilómetros antes de que nos exija saciar su sed, misma que no es discreta si consideramos que se necesitan de 70 litros para llenar el depósito de gasolina.
A pesar de parecer un auto desadaptado a las tendencias de esta época, el Challenger Hellcat cumple de manera sobresaliente con las exigencias de conectividad de la actualidad. Así, este modelo emplea una pantalla táctil de siete pulgadas que está programada para vincular smartphones vía Apple CarPlay o Android Auto.
Algunas de las funciones que más exigencia requieren en el apartado mecánico de este auto están propiamente respaldadas por desarrollos tecnológicos que alejan la idea de que comprar un muscle car es hacerse de problemas inherentes a este tipo de autos.
En este sentido, una de las principales tareas de los ingenieros de Dodge fue la de contrarrestar el calor interno del coche, pues como en cualquier deportivo, el aumento de temperatura dentro de sus componentes a causa del trabajo del motor, puede causar estragos en su desempeño.
Por esa razón, en conjunto con la instalación de la doble entrada de aire (o snorkel) que mencionamos anteriormente, el nuevo Hellcat cuenta con un dispositivo instalado por en la parrilla que se denomina “air catcher”.
Como resultado, la temperatura del interior del cofre en funcionamiento es 20 grados centígrados menor que la registrada en la pasada entrega de estos ejemplares.
Una vez que avanzamos en el Challenger, la sensación de miedo se transforma en empoderamiento sobre ruedas.
Basta darle un ligero toque al pedal del acelerador para hacer sonar el motor y consecuentemente, hacer que peatones y los autos a nuestro costado nos volteen a ver.
La sensación de vigor es aún más perceptible en los espacios abiertos y cada que decidimos aumentar la velocidad, una fuerza empuja la cabeza y espalda contra el asiento para recordarnos que cualquier error en este vehículo puede tener consecuencias graves.
No obstante, por más que este plagado de herramientas que lo vuelvan un transporte de capacidades desmesuradas hacia el desempeño, el Challenger Hellcat 2019 está acompañado de tecnologías que evitan que se trate de un “vehículo peligroso.”
Por más que busquemos razones para decir que este auto no es un capricho tan grande como el tamaño de su motor, es absurdo pensar un uso distinto al del mero disfrute.
No obstante, podríamos considerar que si existe “la oportunidad” de hacerse de un Hellcat, debería ser aprovechada pues será prácticamente imposible ver autos de esta naturaleza en el futuro.