Más allá de los líquidos que son necesarios para mantener en óptimas condiciones el motor, los frenos o el combustible, existen diversos fluidos que sin ser parte del funcionamiento ingenieril del vehículo son necesarios para preservarlos. Hablamos de geles, pastas de limpieza , e incluso los nuevos polvos diseñados para prescindir del agua.
Estos complementos funcionales pueden parecer irrelevantes, pero sin ellos estaremos afectando diversos aspectos del vehículo que también están en contra de su estado ideal.
Limpiar
la carrocería únicamente con agua provoca una abrasión a la pintura, por lo cual un shampoo resulta indispensable en la limpieza regular. El acabado y empaques exteriores de un auto que no recibe lavado regular tiende a dañarse debido a la afectación que las partículas realizarán, y cuyo efecto más notable es la “pintura contaminada”: un cambio de tonalidad hacia lo amarillento, que afecta en especial a vehículos blancos y en tonos plata. El shampoo no es intercambiable por un detergente, en específico si está diseñado para disolver grasas con potencia. Esto debido a que la pintura queda aislada de la atmósfera por un tiempo gracias a la cera. A largo plazo, este complemento se dará a notar por su ausencia, ya que la pintura que no recibe encerado regular tenderá a opacarse.
Dependiendo de la dureza del agua, los hábitos de uso y de estacionamiento, nuestro auto puede requerir cera al menos cada tres meses, con un máximo de seis meses entre cada aplicación. Vehículos que no reciben estos cariños tienden a percibirse como maltratados y tendrán un precio de reventa inferior.
Otro aspecto para que nuestro auto no parezca rescatado del mundo de Mad Max, es el cuidado de los interiores. Mantener tapicería y asientos higiénicos evita malos olores y ayudará a venderlo cuando llegue el momento.
No todo el lavado requiere agua, ya existe en nuestro mercado una serie de opciones en limpiadores secos: productos químicos que sin necesidad de enjuagar remueven el polvo y contaminantes de la superficie del auto y sus alfombras.
El detergente ayuda a despejar el parabrisas de insectos que se impactan en carretera, y que dependiendo de la ruta y la temporada del año, pueden ser un factor de seguridad. En lugar de vernos obligados a detenernos en un punto de dudosa seguridad para limpiarlos, un buen disolvente los logrará eliminar.
El hidrófugo es recomendable en ciudades con abundante aceite suelto en las calles proveniente de autos en mal estado, pues durante la temporada de lluvias este detrito tenderá a ser despedido por los vehículos en circulación y acumularse en una capa sobre el parabrisas, haciendo ineficaz la labor de los limpiadores. Si nuestros cristales están grasosos, es indispensable usar un detergente limpiador de vidrio y después aplicar el hidrófugo según las instrucciones. Se recomienda antes de la temporada de lluvias, y una vez que pasen los nubarrones aplicarlo nuevamente.
Fluido específicamente diseñado para vidrio, evita que queden “pañosos”.
Mejora el aspecto de neumáticos y plásticos negros en el vehículo. No usar en volante o palanca de cambios, pues es resbaloso.
Ayuda a preservar los interiores del vehículo , reduciendo agrietamientos y pérdida de color.
Si la unidad tiene asientos o al menos volante forrado en piel, este fluido reducirá su deterioro.