El Departamento de Transporte dice que el Sistema Automatizado de Conservación de Carril (ALKS, por sus siglas en inglés), permitirá que los vehículos permanezcan en el carril en las autopistas sin que el conductor tenga que hacer nada más que estar preparado para recuperar el control cuando se le solicite. Una de las preguntas que plantea el documento de consulta es "¿debería el Reino Unido permitir el uso de ALKS hasta 112 km/h?".
ALKS es efectivamente una combinación reforzada de dos tecnologías existentes: asistencia para mantenimiento de carril, y control de crucero adaptativo. Estos ya funcionan a velocidades de autopista, aunque algunos sistemas tienen un mayor control que otros. Los sistemas de mantenimiento de carril actuales utilizan una cámara estéreo detrás del parabrisas para vigilar las marcas viales. Su imagen se ejecuta a través de un software de procesamiento de imágenes y se interpreta, lo que facilita que el automóvil vuelva al carril si es necesario, ya sea a través de un sistema de dirección asistida eléctrica o mediante la aplicación suave del sistema de frenos.
El control de crucero adaptativo apareció a principios de la década de 2000, utilizando sensores de radar para mantener una distancia segura detrás del vehículo de adelante. Desde entonces ha evolucionado mucho. Mientras que solo podía funcionar hasta una cierta velocidad antes de devolver el control al conductor, las últimas versiones de parada y arranque funcionan hasta detenerse.
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Más recientemente, se han agregado cámaras multipropósito para lograr una mayor precisión. Los sistemas ACC de Bosch leen el camino por delante con un sensor de radar independiente más un sensor de radar combinado y una cámara multipropósito. El frenado de emergencia automático agrega sensores de radar de esquina al radar orientado hacia adelante y a la cámara multipropósito.
El hardware se combina con software de inteligencia artificial para interpretar los límites y brindar una detección de carril confiable. La fusión de datos también permite adquirir, identificar y rastrear objetos estáticos o en movimiento para crear una imagen precisa y de alta definición de lo que se avecina.
Este hardware crea una especie de “carretera”' lo suficientemente buena como para que un automóvil que conduce de manera autónoma determine su posición precisa en relación con su entorno, lo que en el lenguaje de los vehículos autónomos se conoce como localización. Es este tipo de inteligencia artificial y de detección avanzada el que probablemente formará la base de los ALKS de alta velocidad que se están investigando para el Reino Unido.