La historia del automovilismo está repleta de casos interesantes. Una de las más significativas de todos los tiempos involucra a una marca alemana de autos que quería dominar los rallies a toda costa y la “pequeña” empresa italiana que se defendería con todo lo que tenía.
Audi Vs. Lancia
es una historia que posiblemente conozcas si eres fanático de los rallies de velocidad. Tomó lugar en la temporada de 1983 , dentro del famoso Grupo B del mundial de rallies y se convirtió en una de las batallas más interesantes por el campeonato de toda la historia.
Todo comenzó casi 7 años atrás. Durante 1976 y 1977, Audi se encontraba desarrollando un vehículo con tracción integral de fines militares. No obstante, los ingenieros de la casa alemana se dieron cuenta de que podría tener cierta utilidad en coches de producción. En ese momento, iniciaron algunas pruebas en secreto para descubrir si podrían echar mano de dicha tecnología para los autos de rallies.
No obstante, desde 1970 se había prohibido por la FIA el uso de tracción integral en los autos de competición para los rallies. Audi logró que para 1977 esta penalización fuera levantada y tres años después presentaron en el Salón de Ginebra de 1980 al Audi Quattro , su buque insignia.
Para 1981 ya tenían la versión de rallies lista. En su año debut se descompuso más de lo que corrió, y para 1982 los retoques ya estaban hechos. En dicho año logró 7 victorias y el campeonato de marcas. Para 1983 se planteaban como el equipo a dominar todo gracias a la maravilla de su sistema de tracción integral.
Sin embargo, el equipo alemán no contaba con una cosa: el pequeño Lancia Martini Racing 037 . El ligero y ágil contendiente de Lancia era solamente tracción trasera, pero lo que en verdad era peligroso para Audi era el ingenio del equipo italiano.
A pesar de contar con pilotos como Walter Röhrl y Markku Alén, Lancia era un equipo modesto. No estaba financiado por alguien, a diferencia de Audi que contaba con dinero de Grupo Volkswagen.
Lancia era el único equipo que podía frenar la supremacía de Audi. No obstante, su piloto estrella, Röhrl, no quería ganar el campeonato y solo correría 6 o 7 fechas por “diversión”.
El desarrollo del 037 fue toda una odisea, especialmente la parte de la homologación. Lancia necesitaba haber construido 400 ejemplares del 037 con especificaciones para su uso en calle, pero solamente habían logrado hacer 207.
Llegó el momento de la inspección de los oficiales y a los directores de Lancia se les ocurrió una brillante idea para que no se dieran cuenta de que no habían logrado la producción mínima para su homologación.
Colocaron 200 unidades en un estacionamiento y, cuando los oficiales terminaron de contarlas, les argumentaron que el resto de Lancias estaban en un estacionamiento hasta el otro extremo del pueblo.
En el camino, tuvieron que detenerse por una supuesta falla en el coche en el que iban y luego pararon a comer. La realidad es que solo estaban haciendo tiempo para que un equipo de ingenieros moviera las 200 unidades que ya habían contado al otro estacionamiento.
Su plan salió a la perfección y lograron homologar al 037 a tiempo para el Rallie de Montecarlo . Las condiciones no eran las favorables para un auto de tracción trasera, especialmente por la nieve que se acumuló en el camino.
Aquí de nuevo aplicó el ingenio del equipo, pues unas horas antes del arranque pasaron a una tienda local y compraron toda la sal que pudieron. Esta la colocaron en los lugares con más hielo del camino y, para cuando el Lancia pasara, el camino estaría libre de hielo.
De igual manera, a media etapa se detenían junto a un equipo de mecánicos para hacer un cambio de neumáticos (de nieve a seco) y asi tener mejor agarre en los puntos donde el hielo ya no era un problema.
Esto no estaba permitido, pero tampoco prohibido, por lo que Lancia se salió con la suya y lograron el primero y segundo lugar de la fecha. Esto puso a Lancia en la mirada de todo el mundo, pues por fin alguien parecía hacerle cara al gigante de Audi y su tracción integral.
La siguiente fecha era Suecia, una etapa con muchas curvas y nieve, algo no favorable para el pequeño 037. Lancia decide no participar para no arriesgar sus autos y Audi se lleva la victoria, colocándose en los 3 primeros puestos gracias a Michele Mouton .
El campeonato estuvo lleno de sorpresa, con una variación en las posiciones que colocaba a ambos equipos en posibilidades matemáticas de llevarse el trofeo de ese año. Llegó el Rallie de Córcega y Lancia era amplio favorito por sus caminos de asfalto y la participación de Röhrl.
Lancia sabía que esta etapa era su especialidad, por lo que mandaron no uno ni dos autos, sino cuatro para pelear por los primeros lugares y dejar a Audi fuera del podio. Así fue, Lancia logró los primeros cuatro lugares y esto los colocó en la cima de la calificación de equipos.
A las semanas participaron en el Rallie de Grecia y Lancia parecía imparable. En esta etapa Audi sufrió de varios problemas mecánicos, lo que les dificultó pelear por el primer puesto, que fue entonces de Lancia.
Finalmente llegó San Remo, Italia. Lancia tenía la posibilidad matemática de coronarse en casa y ese era su único objetivo. No obstante, esta etapa se caracterizaba por el denso polvo que se levantaba en el camino, lo que dificultaba la visibilidad de los pilotos.
Lancia puso en práctica otro truco. Antes de cada etapa, mandaban una camioneta del equipo con escobas y agua para “barrer” el polvo y mejorar la visibilidad. No obstante, esto no resultó como lo esperaban y tuvieron que recurrir a una estrategia “diferente”.
Antes de cada arranque de un Lancia, el piloto o navegante fingía un problema mecánico que retrasaba su inicio en la etapa, pero no ponía en marcha el reloj. Así ganaban tiempo y el polvo bajaba.
Los oficiales se dieron cuenta de este truco y les advirtieron que tenían que arrancar rápido. No obstante, el último de los Lancias era conducido por Walter Röhrl, su mejor piloto.
El alemán arrasó con 33 de las 58 etapas. Matemáticamente, Lancia ya era el equipo campeón para la temporada de 1983 y dejaron a Audi deseosos de ese trofeo. No solo eso, sino que el Lancia 037 es el último auto de tracción trasera en ganar un campeonato del mundial de rallies a la fecha.
Faltaban dos carreras, pero Lancia decidió no participar en ellas. El piloto con más puntos al final de la temporada fue Hannu Mikkola de Audi, pero los alemanes no obtuvieron el campeonato de dicho año gracias al ingenio italiano.