La noche del lunes 27 de marzo un incendio en una estación migratoria terminó con la vida de 40 migrantes. Las imágenes que quedaron grabadas en cámaras de seguridad evidenciaron todas las deficiencias de la nueva política migratoria: autoridades que tenían que estar no estaban, personal que debería de estar brindando asistencia tampoco, los migrantes estaban detenidos sin existir un sustento legal, no había gente preparada para enfrentar el problema, en síntesis, en el hecho los migrantes no existían.

Y cuando parecía que este terrible suceso obligaría a replantear la estrategia, a pensar más en el trato humano al migrante que en sólo evitar que llegue a Estados Unidos, los mensajes enviados por el gobierno indican que ese cambio esta lejos de que ocurra.

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