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En estos tiempos de saudade relojera, de nostalgia y añoranza estimuladas por las subastas de rarezas antiguas que alcanzan precios inimaginables, Montblanc tiene lista una jugada maestra con novedades inspiradas en el legado de emociones mecánicas de Minerva.
Esta manufactura, también llamada Villeret por el poblado del Jura Bernés donde está desde su fundación en 1858, cuenta con uno de los patrimonios más ricos y auténticos del sector, capaz de hacer soñar a quienes piensan que el vintage es mucho más que una moda con fecha de caducidad.
El soñador más grande es Davide Cerrato. Nombrado director general de relojería de Montblanc a finales de 2015, forjó su fama de visionario en Tudor con la reinterpretación de los grandes éxitos sesenteros y setenteros de esa marca en clave de covers contemporáneos. Su toque se nota en los tres modelos que Montblanc ha anticipado con la mira puesta en el Salon International de la Alta Relojería (SIHH) de Ginebra de enero próximo.
Los dos primeros son variaciones de los relojes con los que la casa alemana inauguró a principios del año pasado su colección 1858, que desde el nombre revela su vocación retrospectiva ligada a Minerva.
Uno es la versión nueva del 1858 Chronograph Tachymeter Limited Edition y otro la del 1858 Automatic. El tercero, 1858 Automatic Dual Time, es un guardatiempo con doble huso horario inédito en la línea.
Para unificarlos y amplificar el efecto retro, la marca usa bronce por primera vez en su historia. Este material, explican, encarna el espíritu militar de los años 30, época en la que Minerva fabricó cronógrafos —su especialidad desde principios del siglo XX— con esos fines. La caja del 1858 Chronograph Tachymeter LE está hecha enteramente del bronce, mientras que en las otras dos se combina con acero, una primicia en la industria, según Montblanc.
Se puede adivinar la mano de Cerrato detrás de estas declinaciones, pues en su paso por Tudor se gestó el Heritage Black Bay Bronze que obtuvo el premio Petite Aiguille en el Grand Prix d’Horlogerie de Genève de 2016.
Pero el italiano propone elementos diferenciadores de su trabajo previo que le hacen justicia, en particular, al 1858 Chronograph Tachymeter LE, otro ganador de este año en Ginebra, en su caso en la categoría de Mejor Cronógrafo.
La esfera champaña con acabado soleil y las manecillas catedral con motivo cloisonné y material luminiscente beige definen un aspecto monocromático a tono con la rudeza del bronce. Además, varios componentes del hermoso calibre manual MB M16.29, entre ellos la platina y el célebre puente del cronógrafo en forma de “V” que Minerva patentó en 1912, están tratados en oro rosa.
Tanto en el 1858 Automatic como en el 1858 Automatic Dual Time las carátulas son de color negro, aunque ambos conservan el estilo de las agujas y los números árabes, la minutería ferrocarril y el logotipo de Montblanc de los años 30. Las correas de las tres novedades, también de estilo vintage, fueron hechas en la peletería de la marca en Florencia.
Hay un mensaje que descifrar en la decisión de escoger estos lanzamientos para bocetar los planes de 2017. Ese mensaje es que la influencia del acervo de relojería deportiva de Minerva aumentará de forma exponencial e incluso permeará otras colecciones de la firma. El misterio de cuáles serán esas colecciones se resolverá en el próximo SIHH.