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En la historia de la relojería hay un apellido por encima de todos. Ese apellido es Breguet y su primacía se debe a un tal Abraham-Louis (1747-1823), nacido en Neuchâtel, Suiza, y residente en París desde 1762. Aquel Breguet inventó decenas de complicaciones y mejoras que marcaron su oficio para siempre. Es una lista larga en la que sobresalen el parachute (1790), un elemento que protege la estabilidad del balance ante posibles caídas; los resortes de gong (1783) para los relojes de repetición de minutos, y el tourbillon (1801), un dispositivo creado para anular las desviaciones de marcha por los efectos de la fuerza de gravedad sobre la espiral del balance.
Tampoco hay que olvidar sus contribuciones estéticas, como las manecillas pomme évidée y el tipo de números arábigos que pasaron a la historia como “agujas y horas Breguet”. Lo anterior explica por qué todos los Bonaparte, incluidos Napoleón y su hermana pequeña Carolina (Reina de Nápoles), tenían un reloj hecho en los talleres de Abraham Louis.
Éste es el legado que heredó la reencarnación contemporánea de la marca Breguet, que desde 1999 pertenece a Swatch Group. En estos 17 años, la firma ha registrado más de 100 patentes, en un afán compartido con el legendario maestro por empujar hacia delante la relojería.
En esta trayectoria de innovación se inscribe la nueva versión del Classique Hora Mundi referencia 5727, que vuelve a colocar bajo los reflectores a uno de los mecanismos más interesantes de los últimos años. Este guardatiempo se presentó en 2011 con la referencia 5717 y destacó por su planteamiento diferente para el segundo huso horario.
¿Qué distingue al Classique Hora Mundi del resto de los modelos GMT? La aplicación de un concepto diacrónico de la medición del tiempo. La enorme mayoría de los relojes plantea una visión sincrónica de las indicaciones, es decir, todas están disponibles en el mismo momento.
En un GMT tradicional aparecen de forma simultánea la hora local y la de residencia. Pero en una disposición diacrónica como la del Classique Hora Mundi, primero aparece una hora y después otra. Las manecillas centrales de este reloj muestran la hora que se ha elegido, asignada a un huso horario cuya ciudad se asoma en la ventana de las 6 horas. Al presionar la corona, cambia la ciudad y las manecillas se mueven para señalar la hora correspondiente al segundo huso horario. Es una solución tan original y sencilla que no es raro que la referencia 5717 sea uno de los relojes más premiados de esta época.
Tal sencillez implica un grado de complejidad técnica que sólo está al alcance de manufacturas de la jerarquía de Breguet. El calibre 77F0 cuenta con un mecanismo de memoria mecánica que le permite recordar la hora del segundo huso horario que queda a la espera de su accionamiento. Además, cada huso horario queda vinculado a su indicación día/noche y su fecha correspondiente. Para esta última se ha ideado un ingenioso sistema doble que combina la indicación del día mediante los dígitos impresos en un disco y una aguja de cabeza circular capaz de distinguir si la fecha corresponde a uno u otro huso.
La ventaja del Classique Hora Mundi frente a otros GMT es que la hora siempre aparece de modo natural o intuitivo. El segundo huso horario no es una indicación complementaria, sino que ocupa el sitio principal cuando así lo quiere el dueño. Es un planteamiento novedoso y fácil de entender; el tipo de creatividad que se espera de las mejores casas relojeras.