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La desnudez y transparencia del zafiro se ha convertido en un reto y obsesión benigna para los relojeros más audaces e innovadores. Un material que trasciende la esfera o el fondo para convertirse en un todo integrado que aloja el movimiento del reloj. Además, un material difícil de tratar y que presenta numerosos desafíos técnicos.
El último en unirse a esta furor por las cajas de cristal zafiro es Greubel Forsey. La apuesta sorprendente es Double Tourbillon 30º Technique Sapphire. Una edición limitada de 8 piezas con cuerda manual y tourbillon patentado. Un guardatiempo con la pretensión única de conseguir que todo el movimiento quede a la vista desde cualquier ángulo y ante cualquier gesto.
Todo empezó hace unos años, cuando Stephen Forsey, cofundador de la casa relojera, consiguió alojar puentes de zafiro en el Quadruple Tourbillon. Éste fue el punto de partida para la pieza actual que solo se comercializará en Estados Unidos y cuya caja está hecha de un solo bloque de cristal de zafiro sólido y mide 49.95 mm de diámetro y 17.15 mm de grosor, solo un poco más grande que sus versiones anteriores de oro rosa, blanco y platino. La corona, grabada con el logo GF, también es de zafiro. El anillo de las horas en la esfera de zafiro tiene índices horarios galvanizados y en relieve rellenados con laca. Destaca el numeral de las 12 horas en rojo, un detalle inédito hasta ahora. El pequeño segundero y la indicación de reserva de marcha son subesferas de oro con indicadores triangulares rojos. Las manecillas de horas y minutos son caladas y tratadas con Superluminova.
El calibre manual incluye una reserva de marcha de 120 horas gracias a cuatro barriletes distribuidos en pares, un sistema patentado en el que un tourbillon interior, inclinado en un ángulo de 30º y haciendo la rotación tradicional de un minuto, es pareja de un tourbillon exterior que hace una rotación menos convencional de cuatro minutos.
Las dos jaulas del tourbillon requieren 132 componentes del total de 396 que tiene el reloj completo. Además, incluye 43 rubíes en los chatones de oro, una rueda de balance de inercia variable con tornillos de oro blanco, un volante de espiral de curva Phillips, puentes y platina princial de níquel plateado. El número del guardatiempo está grabado sobre la platina de oro que está sobre uno de los puentes.
La correa es de caucho, aunque viene con otras dos opciones: piel de aligátor cosida a mano y silicón transparente. Todas tienen cierre desplegable de titanio con el logo GF. El precio, por supuesto, está a la altura de la excepcionalidad del guardatiempo. Cuesta 1.1 millón de dólares.