Más Información
INE aprueba ampliación presupuestal de 9.2 mdp; se destinará para comprar chalecos en elecciones del Poder Judicial
Sheinbaum anuncia obras de infraestructura en Nayarit; destaca puente que irá de Bahía de Banderas a Puerto Vallarta y un acueducto
Detienen a presunto jefe de célula delictiva allegada a Los Chapitos; se encargaba de narcomenudeo y compra-venta de armamento
“¡Arráncate, Coalcomán!”; así fue la campaña de Anavel Ávila, presuntamente ligada al “Mencho”, para Movimiento Ciudadano
Presupuesto para programas sociales está asegurado en la Constitución: Ariadna Montiel; destaca que se benefician a 320 mil nayaritas
Sheinbaum anuncia construcción de Farmacias del Bienestar en 2025; asegura habrá medicamentos gratuitos para personas vulnerables
El escritor Truman Capote increpó a un periodista que lo entrevistaba. “Quítese ese reloj tan horrible y tome éste, le dijo. Acto seguido, el escritor se quitó un reloj Tank que llevaba en la muñeca y se lo dio. Capote, insistió: “Te ruego que lo conserves, yo tengo al menos otros siete en casa”. Andy Warhol, artista pop art e imprescindible en la escena neoyorquina de los años 80 también llevaba un Tank. “En realidad no lo llevo para leer la hora...”, confesó a un reportero en 1973. Y apostilló: “Lo llevo porque es el reloj que hay que llevar”.
Estas anécdotas reflejan el impacto y la capacidad de seducción de uno de los relojes más icónicos de Cartier, el popular Tank, nacido en 1917 y que desde entonces ha traspasado fronteras, ha conquistado celebridades, monarcas, políticos y artistas y ha sido protagonista en películas míticas. Este año cumple un siglo de vida y su legado es apasionante.
Cuenta la historia que Louis Cartier, ferviente coleccionista y amante del arte, encontró su musa en la guerra. Decidió emular a través de la arquitectura del reloj Tank, el diseño de un tanque aliado de la I Guerra Mundial visto por debajo: las angarillas evocan las orugas y la caja hace eco del habitáculo del tanque. En este reloj, las angarillas, ADN del modelo, son dos barras paralelas que integran sin ruptura los enganches de la correa. El encuentro armonioso de estos elementos, caja y enganches, marcaba un avance estilístico único en su género y coronaba la aparición del reloj de pulsera. Otros elementos que son parte de este modelo emblemático son los números romanos, el minutero ferrocarril y la corona engastada con zafiro cabujón. Había nacido un reloj de formas geométricas y puras, un exponente claro del Art Déco del que fue precursor Louis Cartier.
En los años 20, el Tank no solo era un reloj pionero entre los relojes de pulsera. Al comienzo del siglo XX, muchos fabricantes surtían solo relojes de bolsillo, algunas veces modificados para convertirlos en relojes de pulsera. Con el Tank, Cartier decidió crear una silueta integrada, con una correa que formara parte del reloj: no debía ser una forma de atar el reloj al brazo, sino una parte visual y estética del reloj en su conjunto. Su silueta parece encontrarse bajo el dominio de un número áureo que le permite jugar entre el cuadrado y el rectángulo. A veces masculino y a veces femenino, el reloj Tank declara que la libertad y la elegancia no tienen género. Este modelo también rompió las reglas de los relojes con cajas y carátulas redondas y se atrevió con una forma rectilínea. Louis Cartier acudió a uno de los mejores relojeros del momento para crear el movimiento, Edmon Jaeger.
Sam Hines, vicepresidente y jefe del departamento de relojes en Christie’s Nueva York declaró en la revsita Vanity Fair que la ventaja de Louis Cartier fue que “los relojeros no se preocupaban por el estilo. Había muchos relojes de bolsillo bellamente diseñados, pero el reloj se guardaba en el bolsillo. Se preocupaban más por su buen funcionamiento. Que Cartier fuera joyero le dio ventaja, él se preocupaba por el diseño y por cómo iba a lucir en la muñeca”. Según cuenta en la misma publicación Pierre Rainero, director internacional de imagen, estilo y herencia de Cartier, “era el momento del Art Nouveau y Louis Cartier estaba totalmente en contra de este estilo. Creía que era un callejón sin salida para el diseño y el estilo, sin evolución. Y para Cartier, todo lo que hacemos en diseño debe ser una puerta abierta a otras posibilidades”. En este contexto nace Tank, con las ideas de menos es más y la forma sigue a la función.
Uno de los primeros ejemplares lo regaló Louis Cartier al general americano John Joseph Pershing en 1919, el mismo que llegó a las costas francesas al mando de la armada estadounidense para ayudar a los aliados en la Primera Guerra Mundial. Aquí comenzó la leyenda. Hoy, es un reloj que tiende puentes entre épocas e inventa una manera de vivir moderna en torno a tres modelos icónicos, según menciona Cartier: Tank Louis Cartier, Tank Américaine y Tank Française. Este año el mito celebra 100 años con la evolución de los tres modelos mencionados y una edición limitada de 100 piezas de Tank Cintrée Esqueleto.
Tank del siglo XXI
La versión Tank Louis Cartier nació en 1922. El ADN de su diseño son las líneas tensas de sus angarillas, ángulos redondeados y enganches integrados a la caja. Renace este año con dos nuevos rostros que laten con cuerda manual 8971 MC. Es un reloj femenino de oro blanco u oro rosa con angarillas engastadas con diamantes. En total, 6 variaciones con correas de color beige, marrón, borgoña o rosa y dos tamaños de caja: pequeño y mediano.
El tributo de 100 años continúa con la nueva interpretación del Tank Française. Fue en 1996 cuando este modelo integró por primera vez la caja a un brazalete de metal. La forma se afirma a través de la curvatura de la caja y del brazalete. Hoy, este reloj de pulsera estético y funcional combina acero con diamantes. El movimiento es de cuarzo y ha dos tamaños: pequeño y mediano.
El Tank Américaine Acero también hace honor al ícono. Diseñado en 1987 y lanzado en 1989, se inscribe en la tradición del reloj Tank Cintrée de 1921, del cual toma la curvatura de la caja con angarillas redondeadas y una forma rectangular más compacta. La fuerza y elegancia de su forma estirada, ligeramente abombada, hacen de él un gran clásico, un tributo al primer reloj Tank obsequiado al militar Pershing.
Además, el Tank Américaine es el primer reloj Cartier con caja arqueada y hermética y estrena una nueva hebilla desplegable que permite adaptar fácilmente el largo de la correa al diámetro de la muñeca. Este año, su elegancia atemporal impone el acero como un material precioso y de gran modernidad. Es el único que se declina en tres tamaños: pequeño, mediano y grande. Laten con calibre automático.
Por último, el Tank Cintrée Esqueleto es el broche de oro de la colección 2017. Entre cuadrado y rectángulo, Cartier eligió el rectángulo para uno de sus primeros relojes, el Tank Cintrée, creado en 1921, cuya forma se adapta a la curva de la muñeca. Este año, se declina en dos versiones, oro rosa o platino y movimiento esqueletado. En su transparencia solo permanece lo esencial: las agujas, el minutero ferrocarril y, en segundo plano, los engranajes en varios niveles. Late con calibre manual 9917 MC y es una edición limitada de 100 piezas.