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El estadio de los Texanos de Houston será sede del Superbowl LI, recinto que debe cumplir con todos los estándares que la NFL dicta para el evento deportivo más visto del mundo.
Norman Rice, Vicepresidente Ejecutivo de Cadenas de Suministro de Extreme Networks, explica que en materia de contectividad el evento es todo un reto, pues hace cuatro años los 60 mil fanáticos del Superbowl produjeron cerca de 1.4 terabytes por hora durante el juego en el estadio, mientras que la edición pasada cerca de 47 mil aficionados en el estadio produjeron 10 terabytes por hora, “este domingo esperamos alcanzar esa marca por lo menos, aunque seguramente la sobrepasaremos”.
Además de soportar toda la comunicación que se genera durante el juego el Internet de las Cosas agrega mayor complejidad a las comunicaciones. Este modelo está siendo utilizado en distintos niveles, desde el uso de sensores para medir el estado de salud de los jugadores, hasta el manejo efectivo de los inventarios del estadio. La implementación de sensores también permite administrar crisis de seguridad potenciales y desactivarlas antes de que ocurran.
“Uno de los retos que tenemos con el Internet de las Cosas es el número de dispositivos conectados para que la experiencia del fanático sea la mejor, porque no hay forma de limitar los dispositivos que el fanático trae al estadio, ya no solo es el smartphone, con la rápida penetración de wearables tenemos el reto de evitar una saturación de las redes y mantener los sistemas de conectividad trabajando al cien por ciento”.
Por su parte Michelle MacKenna, Vicepresidenta de Operaciones de Tecnologías de la Información de la NFL, asegura que ya se sientan las bases para las tendencias por venir. “Elegimos cambiar de la comunicación por radio a Voz sobre IP porque en un futuro quizás no queramos enviar solamente audio desde la tableta del entrenador al comunicador del jugador, en el futuro cercano podríamos mandarle una foto o un clip de video directamente a un visor en el casco al Quarterback para que tenga retroalimentación de su desempeño en tiempo real, o podemos mandarle clips de video a la defensiva para que note dónde están permitiendo los huecos en su defensa. No es algo que esté platicado o terminado, pero es una posibilidad”.
En cuanto a la discusión de si estas mejoras tecnológicas mejoran o afectan el juego, Michelle McKenna fue muy clara: “Existen tecnologías que toma tiempo adaptar. Al inicio los entrenadores no querían usar las tabletas, preferían sus cuadernos de anotaciones, lo mismo pasó con los sensores para los jugadores, pero todo ello va enriqueciendo el juego, tienes más información para decidir jugadas, podemos cuidar más a los jugadores, se vuelve más competitivo. Y es un uso de la nube y del Big Data inteligente y responsable. No estamos colectando datos por que sí, ni estamos implementando tecnología por el solo hecho de que está disponible. El poder de la nube nos permite hacer cosas extraordinarias y estamos analizando en cada momento en dónde sí y en dónde no es pertinente”.
Por último dijo que la seguridad es una de las principales tareas durante este Superbowl: “Monitoreamos todo desde semanas antes, desde sitios que hacen reventa o venta de boletos, hasta escuchar las redes sociales e incluso la Deep Web para poder identificar grupos que puedan estar planeando alguna acción de riesgo durante el juego”.