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La desaparición de la edición impresa de The Independent, convertido en el primer gran periódico británico que sólo publica en digital, ha puesto sobre la mesa una tendencia global: el fin del papel.
Bajo el título "Stop press 1986-2016" (¡Paren las rotativas!) y con 30 años de vida, The Independent colocó el 26 de marzo en los quioscos su último diario impreso con el argumento de que había que acomodarse al nuevo periodismo y a las exigencias del lector.
Tendencia de la que no escapan los más importante diarios del mundo que, si bien se resisten a dar el paso, saben que les llegará la hora.
Es el caso de El País, el más global en lengua española y cuyo director, Antonio Caño, anunció en marzo la inminente transformación de un diario que va a cumplir 40 años.
Pronto "llegará el momento de la conversión de El País en un periódico esencialmente digital (...). Asumimos el compromiso de seguir publicando una edición impresa de la mayor calidad durante el tiempo que sea posible", afirmó.
Y es que la mayoría de los rotativos está abocada al desarrollo digital con el reto de lograr modelos de negocio rentables.
En The Washington Post, ingenieros y reporteros trabajan de la mano en el desarrollo de "experiencias digitales", dijo a Efe su director, Martin Baron.
Pero aún son contados los casos en los que se paga por acceder a contenidos en la red, como The New York Times o The Wall Street Journal.
Así han surgido iniciativas como la plataforma holandesa Blendle, a la que los usuarios pagan por leer un artículo concreto y a la que se han apuntado el Post, Time, The Wall Street Journal, Newsweek, The New York Times o Bloomberg Businessweek.
El apetito por consumir noticias ha permitido crear plataformas como Google News, Apple News o Instant Articles de Facebook.
Y en ese ansia de sobrevivir, el británico The Times dejará de publicar noticias en tiempo real y actualizará los contenidos digitales entre dos y tres veces al día. Su director, John Witherow, promete "artículos fiables y en profundidad" para "dotar de sentido al torrente de noticias".
Una consecuencia de la revolución digital son los recortes de puestos de trabajo en las redacciones.
En Francia, el diario de centro-izquierda Libération anunció en 2014 que acabaría con 93 de sus 250 puestos; La Tribune pasó de la edición diaria impresa a la semanal y la web; y Le Monde, aún firme en el papel, apuesta de forma clara por lo digital.
La paradoja es que en este país han nacido nuevos medios como el liberal L'Opinion o el éxito digital de Mediápart, nacido como una apuesta por la investigación, con más de 35 periodistas, financiado por abonados y sin publicidad, afirma a Efe la Unión de la prensa francófona (UPF).
En el caso de Alemania, ninguno de los grandes ha suprimido el papel, pero sí ha habido cierres y recortes.
Financial Times Deutschland murió en 2012, el histórico e izquierdista Frankfurter Rundschau fue engullido por el conservador Frankfurter Allgemeine y el legendario Der Spiegel anunció la supresión del 20 % de sus trabajadores.
Un caso parecido ocurre en Portugal, donde arrastran deudas enormes. Un caso crítico es el prestigioso Diário Económico, que dejó el papel el 18 de marzo y se quedó solo con la web.
Italia es especial porque no se ha cerrado ninguna gran cabecera, en parte, por al apoyo del Estado; mientras que en Rusia se han mantenido los principales rotativos pese a la caída de los lectores al 28 por ciento.
Latinoamérica no escapa de la tendencia digital. En Brasil, más de mil 400 profesionales fueron despedidos en 2015, según el portal especializado Comunique-se, y entre los rotativos que han dejado de publicarse está Gazeta Mercantil o el Jornal do Brasil, que mantiene la web.
La crisis también salpica a Abril, uno de los mayores grupos de comunicación suramericanos, que despidió a 60 empleados en 2015 y desistió de varias publicaciones, entre ellas, la mítica Playboy.
"Los medios no consiguen un modelo de negocio a la misma velocidad a la que se producen los cambios tecnológicos y, como tienen bajos beneficios, las empresas despiden y readmiten a profesionales más jóvenes con salarios más bajos", asevera a Efe el presidente de la Federación Nacional de Periodistas de Brasil, Celso Sroeder.