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Una semana antes de Navidad de 2015, Roberto Guzmán Murillo llegó a su casa, en La Paz, Estado de México, después del mediodía, como lo hacía normalmente. Intentó abrir el portón automático, pero este no cedió. Pensó que el mecanismo estaba descompuesto. Bajó del auto para ingresar por la puerta principal y después de varios intentos la chapa por fin giró. Adentro sólo observó espacios vacíos. Los regalos del intercambio familiar, que por la mañana vio bajo el árbol navideño, no estaban. En el segundo piso todo era caos. Su hogar, el lugar más seguro, había sido allanado. “Sentí una gran impotencia de que nos quitaran cosas que por años habíamos guardado”, relata Roberto.
El dinero que los mexicanos destinan para que sus casas no sean blanco de la delincuencia aumentó en los últimos cuatro años, de acuerdo con los datos del Inegi. En 2013, cada ciudadano gastó, en promedio, mil 831 pesos en instalar alguna medida de seguridad. En 2016, este monto llegó a los dos mil 320 pesos anuales.
Dos entidades del bajío son las que muestran más preocupación de sus habitantes. En Guanajuato, la inversión en promedio para proteger los hogares pasó de mil 351 en 2013 a dos mil 589 pesos en 2016. A tres horas de distancia, el miedo es similar. El gasto de los residentes de Aguascalientes aumentó de mil 801 a tres mil 357 pesos en el mismo periodo.
El hecho de que los guanajuatenses ocupen la primera posición está relacionado con que en los últimos años la incidencia de delitos como el homicidio y la extorsión ha ido en aumento, explica Jonathan Furszyfer, especialista en temas de seguridad y justicia de México Evalúa. “Se presume que es una zona conflictiva en términos de riñas entre cárteles y células del crimen organizado”, señala el experto.
Los datos muestran que las zonas en donde la gente siente más miedo se concentran en una parte del país. Guerrero, Michoacán y el Estado de México comparten su frontera y también el sentimiento de inseguridad. Estas tres entidades también registraron el aumento en gasto de medidas de protección más marcado. Mientras que en 2013 no invertían ni mil 500 pesos, en 2016 esta cantidad superó los dos mil 300.
Los mexicanos prefieren instalar cámaras de seguridad, levantar bardas o comprar mejores cerraduras que llegar y encontrar sus casas semivacías. Eso fue lo que la familia Guzmán Murillo vivió el día del robo. Cajones en el suelo, ropa tirada y puertas forzadas fue la escena que los llevó a reforzar la seguridad de su domicilio. Ahora su hogar está rodeado de alumbrado, tienen púas en las cercas e instalaron cámaras en los accesos y en el interior de la casa.
“En todo gastamos como 20 mil pesos, pero los videos los podemos revisar desde el celular y te sientes más seguro de saber quién ronda tu casa”, asegura Roberto.
Robos a la baja… no para todos
Entre 2013 y 2016, el número de robos a casa habitación disminuyó en casi todo el país, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. A nivel nacional, este delito pasó de 115 mil 346 a 82 mil 889 averiguaciones previas.
Sólo cinco entidades se quedaron fuera de esa estadística. Colima presentó la situación más crítica. De mil 553 expedientes en 2013, el número escaló hasta los dos mil 845 en 2016. Pese a que cada colimense gastó, en promedio, dos mil 894 pesos para evitar robos, esto no ayudó.
En San Luis Potosí tampoco surtió efecto que las familias gastaran más en cuidar su patrimonio. El número de averiguaciones por este delito creció 50%, es decir, la última estadística (2016) reportó un aumento de 560 hurtos en comparación con 2013.
A 200 kilómetros al sur de la capital potosina, los queretanos padecen el mismo mal. Los robos a casa habitación pasaron de dos mil 157 a tres mil 282 en 2016. En el estado, cada ciudadano gastó, en promedio, dos mil 557 pesos para proteger sus casas. En Sonora y Tabasco los delincuentes tampoco le dieron tregua a sus habitantes. Esto, pese a que su gasto en seguridad, por persona, es de dos mil 400 en promedio.
Un panorama contrario es el de Guanajuato, Aguascalientes, Guerrero, Michoacán y Estado de México. En estas cinco entidades, sus pobladores aumentaron el presupuesto destinado a la seguridad del hogar entre 2013 y 2016, mientras que el robo a casa habitación muestra una tendencia a la baja. En territorio mexiquense, este delito pasó de 10 mil 813 en 2013 a cinco mil 310 averiguaciones previas en 2016. Una reducción de 50% en tres años.
Guerrero y Guanajuato lograron una disminución de 40% en los robos, pero su miedo los llevó a invertir, por persona, casi tres mil pesos en medidas de seguridad.
“La percepción de inseguridad ha ido en aumento y esto ha derivado en un incremento sostenido en aquellos hogares que han adoptado alguna medida para protegerse de la delincuencia”, explica Adrián Franco, director general de Estadísticas de Seguridad Pública del Inegi.
El incremento en la inversión en seguridad en los domicilios no siempre está relacionado con un aumento de los delitos, asegura Luis Wert- man Zaslav, presidente del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México. “Se relaciona directamente con un deterioro visible en la percepción durante ese periodo por las condiciones de inseguridad, pero son acciones que obedecen a la sensación y no necesariamente a la razón”, asegura el especialista.
La percepción de inseguridad y el haber pasado por una experiencia previa de robo, son elementos determinantes para que las familias decidan gastar en medidas de seguridad en el hogar, explica el investigador de México Evalúa.
El incremento de estos gastos está altamente relacionado con la falta de seguridad en el entorno, afirma Roberto Sancho, director del área de Integración de Sistemas de Intec, empresa proveedora de redes de alarma: “Pero es cierto que estas medidas sí tienen un impacto en que los asaltantes no intenten meterse a robar”.
Medidas de protección
La decisión de los Guzmán Murillo de reforzar la seguridad en la casa en la que viven desde hace seis años los mantiene tranquilos a medias. Antes habían intentado alejarse de la delincuencia. “Vivíamos en el pueblo de Ayotla, en Ixtapaluca, pero la delincuencia creció y preferimos mudarnos a La Paz”, narra Roberto Guzmán.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) que el Inegi realiza cada año, informan que en 2015, año en el que Roberto, sus padres y su hermana fueron víctimas de robo a su vivienda, las principales medidas de protección que las familias adoptaron fueron: cambiar cerraduras, puertas o ventanas, construir bardas o instalar rejas.
Las empresas ADT e Intec, especializadas en sistemas de alarmas y monitoreo de seguridad, informaron a EL UNIVERSAL que la venta de dispositivos para la seguridad en los hogares aumentó en los últimos dos años.
El índice que ADT registra de venta de este tipo de productos creció 13% entre 2015 y 2016. En el reporte se informa que seis de cada 10 de sus clientes son hogares.
Las entidades en las que el mercado ha sido más rentable para ellos en la última década, son: la Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Jalisco y Puebla, explica David Ysunza, director de ventas y marketing.
Intec sufrió una transformación en los últimos años. Inicialmente sus servicios eran contratados en mayor medida por empresas o industrias, pero la comercialización de los sistemas de seguridad para las casas se ha duplicado en los últimos dos años. “Considero que los grandes detonantes son la inseguridad en el país y la desconfianza en las autoridades, por eso los clientes buscan sistemas que les permitan ser su propio vigilante”, comenta Sancho.
El área de ventas de ADT recomienda el sistema de monitoreo como la mejor medida de seguridad para las viviendas, puesto que “permite que un grupo de personas esté atento en todo momento para atender las intrusiones o emergencias. Además de proteger por robos, también reaccionan ante emergencias médicas o de incendios”, añade Ysunza.
Un aliado contra la inseguridad es la digitalización de los dispositivos, lo cual permite que los sistemas de resguardo sean cada vez más fáciles de utilizar, al grado de poder ver cámaras de videograbación a través de aplicaciones en teléfonos inteligentes: “Puedes entrar y ver las cámaras desde tu celular y puedes monitorearlo tú mismo. Lo recomendable sería complementarlo con una alarma y de esa forma se robustece la seguridad”, comenta Sancho.
En promedio, instalar un sistema de videocámaras y un sistema de alarma requiere una inversión que ronda los 16 mil pesos. Sin embargo, este gasto en medidas de seguridad no garantiza que no haya asaltos posteriores.
“Puedes poner una serie de candados y eso ayuda a disminuir la posibilidad de asaltos, pero por desgracia, ese porcentaje nunca va a ser cero”, asegura Sancho.
“Ninguna solución tecnológica resuelve los problemas de seguridad. Ningún sistema detendrá al crimen mientras no aumentemos el nivel de denuncia. En más de 65% de los robos a vivienda, los delincuentes entran por la puerta y cuando no estamos en casa”, afirma el presidente del Consejo Ciudadano de la CDMX.
Roberto Guzmán asegura que no se ha vuelto a sentir seguro en su propia vivienda después de ese diciembre. Un ruido fuera de lo común o una presencia extraña cerca de su hogar lo alertan: “Después de sufrir un asalto, derechos fundamentales como el de la vida o a la libertad se ven mermados y provoca un impacto en la integración social y en la confianza interpersonal”, concluye Adrián Franco del Inegi.