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La largamente esperada Conferencia de Sochi para el diálogo entre grupos sirios tuvo lugar el 30 de enero. El número de participantes fue mucho menor que los mil 600 invitados. Los grupos y las personalidades de la minoría kurda no asistieron en protesta contra la operación militar turca en Afrin, en el norte de Siria.
La Comisión de Negociación Siria (SNC) también rechazo de participar. Unos 83 delegados que representan a grupos armados de la oposición, aliados con Turquía, llegaron al aeropuerto de Sochi y se negaron a asistir bajo la bandera Siria que representaba al régimen, y regresaron acusando a los rusos de falta de cortesía y traición de sus promesas ... De todos modos el portavoz del Kremlin Dimitri Poskov no consideró la no participación de la oposición como un “obstáculo grave” para el evento. La idea propuesta originalmente por el presidente ruso Vladimir Putin parece estar destinada al consumo local durante su campaña presidencial para su reelección el próximo mes. Los medios rusos pintaron una imagen rosada del encuentro destinado a reconstruir el país devastado por la guerra. Putin quiere demostrar que sus logros militares en Siria hicieron de Rusia el principal intermediario de la paz y el jugador más importante de la región.
La ceremonia de inauguración ha sido atípicamente caótica para una reunión organizada por los rusos. El discurso del canciller Serguei Lavrov, en nombre de su presidente, fue interrumpido muchas veces por miembros de la audiencia gritando consignas acusando a su país de masacrar a civiles. La ausencia de los kurdos y la oposición, el boicot de Estados Unidos, Francia y otras naciones occidentales disminuyó la relevancia de la ocasión.
Se retiraron muchas cuestiones y el comunicado final anunció que “acordamos formar un comité constitucional integrado por una delegación del gobierno de la República Árabe Siria, junto con una delegación de la oposición de amplia representación para la redacción de una reforma constitucional, como una contribución a la solución política bajo los auspicios de la ONU, de conformidad con la resolución 2254 del Consejo de seguridad... Apelamos al secretario general de las Naciones Unidas para que asigne al enviado especial para Siria la asistencia en la labor del Comité constitucional en Ginebra”. El proceso de Astana, que se sospecha que fue la alternativa rusa a Ginebra, demostró su insuficiencia para reemplazar la plataforma internacional.
En medio de las crecientes contradicciones en la región, es difícil esperar un progreso inminente en la solución del conflicto sirio. La rivalidad entre Rusia y Estados Unidos es más obvia en la escena internacional y en la propia Siria.
Los rusos sospechan que los norteamericanos están tratando de hacer que su presencia en ese país sea más costosa, especialmente después del derribo de su jet de combate por la oposición siria la semana pasada usando un nuevo misil por primera vez. Turquía está indignada por las reservas de Wa-shington sobre su campaña militar en Afrin. La hostilidad entre la administración de Donald Trump e Irán se está volviendo más obvia... Ginebra parece ser irrelevante y dista de ser el lugar para escenario adecuado con las circunstancias prevalecientes. El régimen sirio no mostraba entusiasmo alguno por los resultados de la Conferencia, aunque muchos vieron en ella una iniciativa rusa para rehabilitar al presidente Bashar al-Assad evitando cualquier mención a su papel.
Además de las dificultades políticas alrededor del escenario sirio, los rusos recibieron sorpresas desagradables últimamente: el ataque de artillería contra su base militar principal en Hamimim a finales del año pasado, lo que causó la destrucción de algunos de sus aviones de combate, seguido de un ataque de drones en el mismo. El derribo de uno de sus aviones de combate por un misil antiaéreo trae de vuelta los recuerdos dolorosos de la derrota soviética en Afganistán en los años ochenta. Mientras tanto, el régimen sirio continúa su ofensiva en al-Ghouta, cerca de Damasco y en el distrito de Idlib, en el norte, utilizando todo su fuerza brutal con el apoyo de Rusia y el uso habitual de armas químicas contra civiles, expandiendo su autoridad sobre lugares vacíos y destruidos, que afirma su política de una solución militar al sangriento conflicto, a pesar de toda la fanfarria de las actividades diplomáticas.
El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011nouhad47@yahoo.com