El asma es la principal causa de asistencia al servicio de urgencias cuando los niveles de contaminación atmosférica se incrementan.
En 2016, las consultas por ese padecimiento se duplicaron durante la temporada seca-cálida, al pasar de 109 visitas al médico durante los primeros 13 días de marzo, a 219 durante junio, tan sólo en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
Datos del Sistema Único Automatizado para la Vigilancia Epidemiológica (SUAVE) indican que el año pasado se registraron alrededor de 900 mil casos de padecimientos relacionados con la contaminación, como infecciones respiratorias, asma y conjuntivitis en la Zona Metropolitana del Valle de México.
Los datos del SUAVE fueron registrados por las 200 unidades Centinela que instaló la Secretaría de Salud (Ssa).
Se señala que la mayor parte de las consultas se contabilizaron durante la temporada de ozono, entre los meses de marzo y junio.
De los casi 900 mil casos, 844 mil 156 corresponden a infecciones respiratorias agudas; 29 mil 855 por conjuntivitis; 9 mil 133 por otitis media aguda, y 7 mil 237 por asma.
Datos de la Dirección General de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México señalan que en lo que va del año sólo se han registrado siete días con buena calidad del aire, durante el resto de los días se han rebasado los niveles de algún contaminante. En 24 días el ozono ha rebasado los 100 puntos IMECA. En 2016 hubo 212 días con mala calidad del aire y se declaró contingencia uno en 10 ocasiones.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Patricia Sierra Vargas, jefa del Departamento de Investigación en Inmunología y Medicina Ambiental del INER, explicó que el asma es una de las enfermedades asociadas con la contaminación atmosférica y la principal causa de asistencia al servicio de urgencias.
Destacó que en 2016 se atendieron, en ese instituto, 3 mil 321 consultas por esta enfermedad, otras de las afecciones fueron las infecciones respiratorias agudas de las que se atendieron mil 545 consultas.
En entre marzo y junio, época donde se presentaron los niveles de contaminación más elevados, el número de consultas se duplicó al pasar de 109 en marzo a 219 en junio.
Explicó que los estudios a nivel mundial indican que las enfermedades que se relacionan con la contaminación atmosférica son principalmente las enfermedades respiratorias como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infecciones respiratorias y padecimientos cardiovasculares.
Aunque recientemente se ha identificado al cáncer pulmonar, afecciones cerebrovasculares y degenerativas como la diabetes mellitus, el Alzheimer y el autismo, como padecimientos relacionados con la exposición a contaminantes ambientales.
Datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señalan que los contaminantes atmosféricos contribuyen al desarrollo de enfermedades pulmonares obstructivas similares a las que provoca el tabaquismo.
La exposición continua a este tipo de emisiones puede incrementar en 10% la probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón, aunque estas probabilidades dependen de las condiciones individuales, del tiempo que la persona haya vivido en una ciudad, así como a los niveles de concentraciones contaminantes a las que haya estado expuesta.
Sierra Vargas detalló que los contaminantes más nocivos para la salud son el óxido de nitrógeno, bióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono y partículas: “Van a generar una especie de quemadura en las mucosas respiratorias, las va a irritar, puede haber incluso irritación en nariz, ojos, ardor en las vías respiratorias”.
Dijo que partículas como las PM 10 y las PM 2.5 provienen de distintos metales o hidrocarburos y pueden llegar hasta los alveolos.
La especialista del INER destacó que a largo plazo, la exposición a elevados niveles de contaminación ocasiona el incremento del riesgo de padecer asma, EPOC, enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, disminución olfatoria e incremento en el riesgo de desarrollar cáncer.
“En las personas que padecen este tipo de enfermedades se puede presentar un incremento en el uso de medicamentos para su control o bien, un aumento en la agudización de las mismas”, expuso la experta.
Indicó que la exposición a altos niveles de contaminación tiene efectos diversos en las poblaciones vulnerables como niños, mujeres embarazadas y adultos mayores. En los menores de edad, el padecimiento se ha relacionado con alergias, disminución en la función respiratoria y en el crecimiento pulmonar, y alteración en el coeficiente intelectual. En embarazadas se asocia con preclampsia, aumento en el riesgo de parto prematuro, reducción en el crecimiento fetal y bajo peso al nacer.
“Además, los estudios mencionan que los efectos de la exposición fetal pueden tener consecuencia hasta la edad adulta, principalmente hipertensión arterial”.
En los adultos mayores, debido a que tienen enfermedades preexistentes, sean cardiovasculares, hipertensión arterial y pulmonares (asma, EPOC y neumonías), diabetes mellitus, éstas tienden a agravarse con la contaminación, en especial con las partículas PM 2.5.
Sierra Vargas dijo que los niños menores de cinco años son aún más vulnerables a los efectos de la contaminación ambiental debido a que su sistema inmunológico no está maduro, por lo que no pueden defenderse de forma adecuada de los efectos y el ozono es un gas oxidante que daña el epitelio respiratorio y se pueden desarrollar padecimientos agudos como tos con flema, dolor de cabeza y ardor de ojos puesto que daña el epitelio de conjuntivas.