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El premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, llamó a que sociedad y gobierno trabajen unidos para controlar el crecimiento desmedido de las ciudades, donde ahora vive la mitad de la población mundial y a mediados de siglo lo harán las tres cuartas partes.
El químico, quien ostenta 40 doctorados Honoris Causa, habló en este municipio mexiquense, donde el presidente de la Fundación Xochitla, Manuel Arango Arias, le otorgó al Centro Mario Molina un premio como reconocimiento a la labor que realiza en favor del medio ambiente.
Molina alertó que las ciudades no sólo están creciendo de manera desorbitada, sino que están ocupando suelo de valor ambiental, zonas que no deberían estar ocupadas por el crecimiento urbano.
Dijo que tan sólo en lo que va del siglo, las grandes megalópolis han aumentado de 10 a 30 e indicó que en México cada vez más ciudades alcanzarán más de un millón de habitantes en menos de una década o década y media.
El principal problema, consideró, es que el crecimiento no planificado trae serias consecuencias para toda la sociedad y su entorno, principalmente en lo que se refiere al agua, cuya calidad es cada vez más difícil de garantizar.
Además, la energía se consume en grandes proporciones en las metrópolis, en un cálculo de tres cuartas partes.
Falta de movilidad. El premio Nobel también se refirió a la movilidad, o más bien a la falta de ella en las ciudades, debido al gran número de autos que circulan y a la falta de un transporte público eficiente, en cuyo reto se incluye también un aspecto cultural.
Según Mario Molina, “culturalmente una buena parte de la población piensa que sube de categoría en la medida en que usa su coche todos los días”.
Señaló como otros retos los residuos sólidos y las pocas áreas verdes que, en la Ciudad de México, por ejemplo, están muy por debajo de los estándares a nivel mundial.
Un punto muy importante, destacó, es la calidad del aire, en la que claramente hay que actuar de manera más decidida porque provoca enfermedades respiratorias e incluso muertes prematuras de los ciudadanos.
El Centro Mario Molina, comentó, ha trabajado en el análisis de la solución de estos temas desde hace 12 años y ha conseguido muchos logros de la mano de la sociedad civil y de los gobiernos, entre los cuales destaca el tema de las casas con compañías constructoras y del Infonavit.
El científico destacó que el centro también trabaja de manera muy importante en los instrumentos de evaluación urbana, de tal manera que se puedan medir las cosas para ver cómo van. Agradeció este premio que, aseguró, es el primero que le otorgan al Centro Mario Molina como equipo.
En el Parque Ecológico Xochitla —que significa lugar de flores, en náhuatl—, Manuel Arango le entregó la estatuilla La Paloma, creación del artista Juan Soriano, e indicó que el Centro Mario Molina se ha convertido en un puente de soluciones entre la ciencia y las políticas públicas.
En uno de los árboles del parque se develó una placa conmemorativa de este premio.