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Estamos convencidos de que la Oratoria es el instrumento de transformación social que necesitan los jóvenes, porque ante la complejidad de los problemas económicos, sociales, educativos, de desarrollo y de seguridad que actualmente vivimos, estamos dispuestos a ser nosotros los catalizadores de cambio y los nuevos líderes de nuestra generación. Ese es nuestro compromiso con México.
Nuestra voz coincide cada primer viernes de marzo y conlleva acciones transcendentes los 365 días del año, siempre con el ánimo de fomentar el amor por las artes, la cultura y el embellecimiento del lenguaje. Por eso hemos promovido este movimiento cultural, que se consolida en EL DÍA NACIONAL DE LA ORATORIA.
Más allá de las ideologías que nos separan, éste es un “Manifiesto por la Unidad Nacional”, por ti, por nosotros, por todos y todas.
Hablar por México es una responsabilidad inigualable que implica un privilegio. Como dijera José Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos; sin memoria no existimos y sin responsabilidad no deberíamos existir”.
Elegimos una forma responsable de hablar por México, hacer que la Oratoria sea un medio para reinterpretar, reconstruir, reorientar y refundar las utopías. Porque México sigue siendo:
El número uno en producción cultural en Iberoamérica
El país con más recintos históricos y museos
El país con mayor biodiversidad del mundo
El primer productor de café orgánico y de plata a nivel mundial
El segundo lugar en América Latina en capacidad de generación de energía eólica
El número uno en declaraciones de patrimonio cultural por la UNESCO
El primer país, con mayor cantidad de denominaciones de origen por la ONU
De las Universidades más grandes e importantes en investigación a nivel internacional
El principal receptor de proyectos de inversión en manufactura aeroespacial en el mundo
México es el productor de la tercera parte de la riqueza del continente americano.
Y porque México es grande, pero puede serlo aún más, nos comprometemos a:
Construir puentes de diálogo y entendimiento entre las y los ciudadanos, puesto que hoy los puentes, y NO los muros, nos llevarán a los lugares que deseamos
Hacer de la palabra un espacio de tolerancia e inclusión
Dar voz a aquellos que han sido silenciados, olvidados y oprimidos, empoderándoles para que se expresen por sí mismos.
Dejar hablar a aquellos quienes tienen la convicción de generar un legado cultural, de México para el mundo, y devolver a México después de tantos años, al lugar que siempre le ha correspondido en el escenario mundial.
Hablar con verdad, con humildad, con sensatez y, sobre todo, con sentido común. Porque en democracia, la verdad siempre se abre camino… ¡SIEMPRE!
No sólo señalar errores, sino plantear soluciones claras para mejorar; porque un debate sin propuesta, no es debate.
Aprender a escuchar atentamente y con sensibilidad a los otros, y mirarlos a los ojos como si fueran un espejo; puesto que nuestra gente, nuestra bendita gente, merece y merece mucho más de lo que han recibido.
Reivindicar las luchas, las opiniones, las ideologías y las creencias, para que otros redescubran en el discurso del orador mexicano la verdadera esencia de una patria cambiante, plural, multiétnica y diversa.
Hoy, en el centenario de la creación de EL UNIVERSAL como marco histórico, en la celebración de los noventa años de este certamen emblemático de la palabra, en su edición “El Concurso del Siglo”, nos comprometemos públicamente a seguir promoviendo espacios de libertad de expresión, de discusión inteligente y de diálogo abierto.
Porque México lo merece y porque nosotros así lo sentimos y como dice aquel proverbio africano:
“Si quieres llegar rápido, anda solo; si quieres llegar lejos, andemos juntos”.
