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Morelia, Mich.— Aunque la diferencia de edades es notoria, Claudio y Diana ni siquiera se conocen aunque los unen dos vértices de la vida; ambos estuvieron al borde de la muerte y ahora agradecen el milagro que los mantiene vivos. Las manos de él y la voz de ella estarán en la visita del papa Francisco en Morelia.

Diana Uribe Romero tiene 17 años de edad y es una de las niñas rescatadas el 15 de julio de 2014 de la casa-hogar La Gran Familia, que fundó y durante muchos años dirigió Rosa del Carmen Verduzco, conocida como Mamá Rosa.

A más de año y medio de ese hecho, la menor ahora es parte del Coro Monumental y de la Orquesta Juvenil de Guitarras de Morelia, de donde se seleccionó al grupo de 250 niños y jóvenes que le cantarán en la Catedral de la capital michoacana a Jorge Mario Bergoglio.

“Estando en este coro me siento muy alegre, porque además ahora tengo el orgullo de cantarle al Papa y que mucha gente me vea y me aplauda. Ojalá le guste, porque le he puesto mucho empeño”, expresa la jovencita que apenas sonríe.

No estará sola, aunque es la única autorizada para hablar ante medios. Otras 16 niñas liberadas de ese refugio de la ciudad de Zamora también han sido elegidas, al igual que 183 voces más, para deleitar el oído del jerarca de la Iglesia católica. El Coro Monumental y la Orquesta Juvenil de Guitarras pertenece al Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia de la Secretaría de Gobernación (Segob).

Tras el desmantelamiento del albergue La Gran Familia, donde convivían en hacinamiento con otros 590 niños y jóvenes, Diana intentó quitarse la vida.

Diana junto al coro cantará ante el Papa una versión de La Oda a la Alegría y una pieza más, inédita, que compusieron especialmente en el Coro Monumental para el papa Francisco. “Esta canción es un estreno mundial y se llama Quiero Verte Sonreír, que escribieron integrantes del coro en el taller de composición que se hace como parte de las actividades que tiene el programa”, dice el director artístico Luis Josué Soto.

El canto ha sido un atenuante en la vida de Diana ante el daño sicológico que aún sortea. A decir de sus tutores, Diana y las otras 16 niñas han presentado un avance importante de transformación, en referencia a la situación de riesgo en la que se encontraban.

Las manos del milagro. Artesanos de la rivera del Lago de Pátz- cuaro fueron los encargados de fabricar los muebles de madera que utilizará el papa Francisco durante la única celebración eucarística que oficiará en Morelia ante 20 mil seminaristas, sacerdotes, religiosos y presbíteros de todo el país.

Se trata del sillón papal o sede, de 1.52 metros de alto por 93 centímetros de ancho y 64 centímetros de fondo; el asiento y respaldo del mueble están cubiertos con una fina piel en color blanco que contrasta con el acabado de la madera.

Otra de las piezas que los artesanos hicieron durante los dos últimos meses y que irán en la acondicionada capilla son un atril o portabiblias para misal romano con 44 centímetros de ancho, 28 de fondo y 15 de altura. Se trata de cuatro muebles, todos de madera de cedro rojo, que serán tocados y bendecidos por el jerarca de la Iglesia católica.

Cerca de 50 trabajadores elaboraron los muebles a mano; todos son de las comunidades que rodean el lago de Pátzcuaro. Entre los artesanos está Claudio Ramos Orta, tallador de maderas finas y habitante de la comunidad de Tócuaro, municipio de Erongarícuaro, quien hace 14 años había sido declarado desahuciado; los estudios médicos arrojaban un diagnóstico poco alentador, tenía cáncer de colon.

El artesano de la región lacustre narra que cuando le avisan que su trabajo sería utilizado para el Pontífice, lo único que se le reflejaba en cada milímetro del tallado era su imagen, la humildad y la fe que derrocha el religioso argentino.

“A mí me daban solamente de dos a tres meses de vida y el mismo médico me lo dijo claramente: el único que te va a salvar y a dejar vivir un poco más es el de allá arriba [Dios]; han pasado varios años y hasta hoy se me presentó la oportunidad de darle a Dios una pequeña parte de su bondad”, describe entre lágrimas.

El michoacano recuerda que el ingrediente que le ha puesto a cada línea tallada es la fe por esa segunda oportunidad, luego de que le detectaron esa enfermedad.

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