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horacio.jimenez@eluniversal.com.mx
El grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados impulsa una reforma al Código Penal para que se catalogue el odio como un agravante en los delitos de lesiones y homicidio, ya que el ambiente discriminatorio que priva en México puede conducir a la comisión de graves conductas antisociales que terminan con la vida o afectan la salud de numerosas víctimas.
El diputado Benjamín Medrano explicó que “México es un país racista en el que las oportunidades de desarrollo van de la mano con el color de la piel, lo cual perpetúa los atavismos de la época colonial, que ni la Independencia ni la Revolución han erradicado, pese a los esfuerzos institucionales”.
Otro ámbito de la violencia discriminatoria lo constituyen los asesinatos contra mujeres, que en 2014 sumaron 2 mil 289 defunciones con presunción de homicidio; es decir, 6.3 al día.
Asimismo, los homicidios contra personas pertenecientes a la comunidad lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual e intersexual (LGBTTTI), que en los últimos 20 años cobraron la vida de mil 310 personas.
Medrano Quezada propone agregar al Código Penal Federal el odio como una agravante en la comisión de los delitos de lesiones y homicidio, que ya se encuentra en diversas legislaciones estatales, “y cuya ausencia resulta incomprensible e inaceptable”.
El priísta plantea agregar a las agravantes de premeditación, ventaja, alevosía y traición —incluidas en el artículo 315 del Código Penal Federal— el odio, como una hipótesis para que las lesiones y el homicidio queden como delitos calificados.
Además, adicionar el artículo 318 bis, para especificar que hay odio cuando el agente lo comete por la condición social o económica; vinculación, pertenencia o grupo social definido; origen étnico o social; la nacionalidad o lugar de origen; el color o cualquier otra característica genética; sexo; lengua; género; religión; edad; opiniones; discapacidad; condiciones de salud; apariencia física; orientación sexual; identidad de género; estado civil, y ocupación o actividad de la víctima.
Aunque ya no existen los mercados de esclavos ni “padrones de infamia”, en los que se clasifica en castas a la gente, “lejos nos encontramos de superar los resabios de inequidad fundamentados en el aspecto físico, pues son palabras de uso común términos como ‘naco’ o ‘jodido’”.
Explicó que a finales del siglo XIX y hasta mediados de la década de 1930, la discriminación adquirió forma legal con las persecuciones a la comunidad china y con las guerras de exterminio de indígenas durante el porfiriato y años posteriores a la Revolución, que incluyeron despojo de tierras, desplazamiento, robo de recursos naturales y recompensas por indígenas muertos.
Sin embargo, aseguró, esos fenómenos no son cosa del pasado: “Basta señalar el trato a inmigrantes centroamericanos que pasan por México para llegar a Estados Unidos y que son víctimas de innumerables tropelías”.