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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
La fiscalía de Estados Unidos se negó a rebajar las condiciones de Joaquín El Chapo Guzmán Loera durante las visitas que recibe de sus abogados y expresó su preocupación de que, en caso de que se aflojen algunas medidas, el capo pueda actuar de forma violenta contra sus letrados o los funcionarios de la cárcel para huir, forzar su salida o intentar renegociar su reclusión.
Desde hace tiempo los abogados de El Chapo están requiriendo cambios en la sala donde se reúnen con el líder del Cártel de Sinaloa para poder preparar mejor su defensa, pero en una carta dirigida a la magistrada Roanne Mann, a quien se encargó que dirimiera los aspectos de la situación del capo en la cárcel, los fiscales estadounidenses descartaron cualquier cambio por la “peligrosidad” y el “reto de seguridad insalvable” que presenta.
Son muchos los peligros detectados por la fiscalía: “El defendido podría usar cualquier objeto del lado del abogado como arma, incluyendo discos convertidos en objetos puntiagudos, rompiendo un monitor o usando cables para ahogar a alguien”, argumenta el gobierno de Estados Unidos. Incluso podría usar bolígrafos como “objetos mortíferos” y ponen como ejemplo un caso del año 2000 en que un reo atravesó el ojo de un funcionario, casi provocando la muerte.
La lista que detalla es extensa, e incluye también la posibilidad que Guzmán Loera rompa el sistema anti-incendios para “inundar” la sala y convertirla en un espacio resbaladizo para facilitar su huída o usar cables eléctricos para producir electrochoques a él o cualquier otra persona.
“Podría autolesionarse para ir al hospital, donde podría escapar de forma más fácil. Las preocupaciones de seguridad son reales”, aseguran los fiscales Bridget Rohde y Arthur Wyatt. Otra opción sería crear una barricada moviendo los pocos muebles que hay en la sala de visitas y mantener como rehenes a sus abogados hasta renegociar sus condiciones.
“Dado que el defendido se enfrenta a una sentencia mínima de cadena perpetua, hay preocupaciones significativas a que recurra a la violencia contra para lograr su liberación”, resumen los funcionarios.
La situación de El Chapo en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, una cárcel de máxima seguridad conocida por sus duras condiciones, es uno de los aspectos fundamentales de la fase pre juicio del capo mexicano. Los abogados defensores llevan meses quejándose de las condiciones de reclusión y la fiscalía siempre se niega a mejorarlas. Entre los argumentos para la dureza destaca el historial de fugas en territorio mexicano y de “órdenes de asesinato” que el líder del Cartel de Sinaloa lleva en sus espaldas.
En su última vista oral preparatoria de un juicio que se prevé que inicie el 16 de abril de 2018, la defensa argumentó que no puede preparar bien la defensa del caso por las incomodidades y dificultades que viven en cada visita del penal.
Los gestores de la cárcel se negaron a muchas de las peticiones, como la retirada del “plexiglás” que les separa de El Chapo, y lo único que han permitido es la instalación de altavoces para una mejor audición de los documentos audiovisuales y que pueda llevarse su ordenador portátil a su celda para revisar documentación.