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Guadalajara, Jal.— Ayotzinapa es sólo la apunta del iceberg, pero es el caso que ha dado voz a quienes no la tenían y desde antes de lo ocurrido la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, venían denunciando situaciones similares, consideró Leticia Hidalgo, madre de Roy Rivera, secuestrado el 11 de enero de 2011 en Monterrey, Nuevo León, por un comando cuyos elementos portaban chalecos de la Policía Municipal.
“Ayotzinapa nos regresa a todos los estados, porque lo sucedido en Iguala, Guerrero, ha sido solamente un espejo de lo que ha ocurrido en cada uno de nuestras entidades; cuando nosotros supimos del ataque y la desaparición de nuestros estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, estábamos viendo lo mismo que nos había pasado a nosotros años antes: policías municipales, estatales, de todos los niveles, llevándose a los jóvenes”, señaló la mujer durante el foro “Los desaparecidos nos faltan a todos”, organizado en el marco de la 30 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, Jalisco.
Integrante de la organización Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Nuevo León (FundeNL), Leticia Hidalgo consideró que el país atraviesa por uno de los momentos más sangrientos de su historia, puesto que, aseguró, según cifras del propio gobierno, hay cerca de 30 mil desaparecidos y sólo se denuncian dos de cada 10 casos.
“Nos necesitamos, estamos completamente convencidos de que solamente con la organización de la ciudadanía, de nosotros, de los civiles, va a hacer posible un cambio en México, no se lo podemos seguir dejando al Estado; nunca, jamás, la justicia vendrá del verdugo”, indicó la activista.
María del Refugio Torres, madre de Gerardo Preciado, desaparecido en el Barrio del Santuario, en Guadalajara, Jalisco, e integrante de la organización Por Amor a Ellos, señaló que los datos de la fiscalía del estado indican que hasta septiembre pasado había 3 mil 803 personas desaparecidas en la entidad y recriminó que el fiscal jalisciense, Eduardo Almaguer, intente minimizar el caso declarando que unas son “personas desaparecidas” y otras “personas no localizadas”.
“Quiero decirle al fiscal que desde este momento rechazamos rotundamente esta separación que hace, no lo permitiremos (…), porque a los familiares de los desaparecidos nos faltan todos, no están en nuestras casas” dijo la denunciante.
Torres aseguró: “Nos siguen negando el acceso a los expedientes de nuestros familiares desaparecidos y cuando finalmente los podemos tener, nos percatamos de que hay severas irregularidades y omisiones, como que las investigaciones llevan congeladas meses y hasta años”.
A nombre de su organización también envió un mensaje al cardenal de Guadalajara y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Francisco Robles Ortega: “Seguimos esperando el apoyo que nos prometió”.
Explicó que el jerarca religioso se había comprometido a brindar un espacio cada domingo en la misa de las 12:00 horas para hablar de los desaparecidos y hacer un censo de ellos en Jalisco, activando la estructura de la Iglesia.
Por su parte, Hilda Legideño, integrante del Comité de Padres y Madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, insistió en que ellos siguen manifestándose y acudiendo a este tipo de foros, porque no se les ha dado una explicación coherente de lo que ocurrió con sus hijos.
Detalló que además no se trata sólo de ellos, sino que su exigencia de justicia es también por las 30 mil personas desaparecidas de México.
“Nos han dicho que Ayotzinapa es un caso aislado, pero ¿cómo va ser algo aislado en un país con más de 30 mil desaparecidos?”, acusó la integrante del Comité de Padres y Madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
su vez, Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los 43 alumnos desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en Ayotzinapa, señaló que su exigencia sigue siendo que se agoten todas las líneas de investigación mencionadas en el reporte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), puesto que hasta ahora las diligencias realizadas por el Estado mexicano no permiten llegar a conclusiones certeras.