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El gigante franco-suizo LafargeHolcim dijo estar listo para vender cemento para proyectos de infraestructura en Estados Unidos y el muro que el presidente, Donald Trump, pretende levantar en la frontera con México para evitar la inmigración clandestina.
El proyecto, que costaría varias decenas de miles de millones de dólares, ha provocado una crisis diplomática entre México y Washington y ha suscitado críticas en todo el mundo.
"Estamos listos para entregar materiales de construcción para todos los tipos de proyectos de infraestructura en Estados Unidos", dijo Eric Olsen, presidente de la empresa, en una entrevista con la AFP, al ser interrogado sobre la participación de la firma en el controvertido muro.
"Somos la primera cementera en Estados Unidos (...) Estamos aquí para apoyar la construcción y el desarrollo del país", se justificó el empresario, que habló en inglés.
Interrogado sobre eventuales consecuencias de esta iniciativa sobre la reputación del grupo, Olsen se limitó a afirmar que no hace política.
"Estamos aquí (en Estados Unidos) para servir a nuestros clientes y para responder a sus necesidades. No somos una organización política", insistió.
"No tenemos opinión política", reiteró, al tiempo que rechazó expresarse sobre la financiación indirecta por Lafarge, en 2013 y 2014, de grupos armados que operan en Siria con el fin de mantener en actividad a una de sus cementeras en ese país en guerra desde 2011.
El presidente francés, François Hollande, pidió este jueves a la compañía --al marge de la cumbre europea a la que asiste en Bruselas-- "que se muestre prudente antes de ofrecerse" a facilitar el cemento para el muro.
El canciller francés, Jean-Marc Ayrault, instó de su lado al grupo a "pensar cuidadosamente" qué posición adoptar antes de proporcionar material.
El empresario defiende la misma postura respecto a una eventual victoria de la candidata de extrema derecha Marine Le Pen en las elecciones presidenciales francesas de abril-mayo próximos, una perspectiva que preocupa cada vez más a los medios financieros y de negocios internacionales.
El impacto material de eventuales condenas de la opinión pública o de dirigentes políticos por estas tomas de posición sería de todas maneras sumamente reducido, porque Lafarge no vende directamente su cemento a los consumidores.
La compañía se encuentra de esa manera al abrigo de un potencial boicot popular comparable al padecido por Uber tras su tímida reacción al decreto anti-inmigración adoptado por Donald Trump a fines de enero.
También presente en Estados Unidos, la irlandesa CRH ya adelantó que no suministrará cemento para el muro ideado por el presidente estadounidense, que firmó el decreto de lanzamiento del proyecto el 25 de enero.
Para LafargeHolcim, nacida en 2015 de la fusión de la francesa Lafarge y la suiza Holcim, el "muro de Trump" representa una apuesta importante.
La firma europea espera colocarse entre los grandes ganadores del programa de inversiones de un billón de dólares prometido por Donald Trump para renovar las infraestructuras estadounidenses (puertos, rutas, túneles, aeropuertos). Este plan, cuyo anuncio es inminente, incluiría la construcción del muro fronterizo, según especula la prensa local.
"Habrá un alza importante de los gastos en infraestructuras", anticipó Olsen, para quien LafargeHolcim sentirá los primeros efectos benéficos de su eventual participación en el programa a partir de 2018. "Estamos bien ubicados", señaló.
El grupo, que volvió a registrar ganancias en 2016 tras un año de pérdidas, debería anunciar en las próximas semanas la creación de nuevos puestos de trabajo en Estados Unidos, un tema muy caro a Donald Trump, que en la campaña presidencial prometió repatriar empleos.
"No puedo dar la cifra exacta pero será importante", dijo Olsen.
LafargeHolcim dispone de sitios de producción en Texas y operaciones en Nuevo México y Arizona, tres de los cuatro estados fronterizos con México.
Por otro lado, acaba de construir dos nuevas fábricas en Maryland y Oklahoma y abrió nuevas filiales en los estados de Nueva York y Misuri, previendo el relanzamiento de la industria de la construcción, una tendencia ya visible.
Esta fuerte presencia del grupo en Estados Unidos puede hacer que la balanza se incline en su favor en su competencia con el grupo mexicano Cemex, hasta ahora gran favorito para adjudicarse el proyecto del muro.