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La senadora Ana Gabriela Guevara Espinoza (PT), gloria olímpica, que fue víctima de un ataque a golpes por parte de cuatro hombres, la noche del pasado domingo 11, salió del hospital y se dirigió al Senado, donde con dolor e indignación mostró las heridas que sufrió, y con lágrimas de imponencia narró los hechos.
Explicó que ella no ocupa escoltas para su seguridad y lo que ocurrió fue la agresión intolerante de un automovilista y sus acompañantes contra un motociclista. Dijo que por traer puesto un casco no pudo ser identificada por los atacantes. Tampoco les dijo que ella es senadora de la república.
Con todo, dijo que ella no portaría un arma de fuego para su defensa personal.
Más tarde, Guevara Espinoza entró al salón de sesiones a ocupar su escaño y participar en los trabajos del pleno, y así continuará en los siguientes dos días que restan al periodo ordinario. Cada día, dijo a los periodistas, subirá a sus redes sociales una fotografía de estado de los golpes recibidos, sobre todo en el rostro.
Las senadoras y senadores que debatían sobre el dictamen de marihuana medicinal le dieron un aplauso de pie, en expresión de reconocimiento y solidaridad. Minutos más tarde, el presidente de la mesa directiva Pablo Escudero, le pidió que se retirará y fuera a su casa a descansar.
“Voy a quedar bien”, dijo. “Afortunadamente, el trabajo de los médicos fue muy buen. La fractura del hueso en la cara se partió en tres: La parte media de la nariz, la parte media entre el ojo, y la tercera pegada al rabillo del ojo”. Quedó lesionada de partes de alrededor del globo ocular que soportan el ojo.
Hacia la sien hay una cuarte lesión, “pero va a soldar sola”, y tras la intervención quirúrgica el diagnóstico médico es que “no queda ningún efecto secundario, ni tampoco ninguna reacción que vaya a causar la lesión o la operación quirúrgica misma”.
Narró los hechos: “Yo venía de Valle de Bravo en mi moto y en el entronque del puente que baja de la carretera de cuota, en la carretera de Valle, para incorporarme a la carretera Toluca-México, había un embotellamiento muy grande de coches. Por venir en la motocicleta de manera muy fácil llegué hasta el carril de alta.
EL RELATO DE UN ATAQUE COBARDE
“Al momento de llegar, estábamos carro a carro. Yo estoy dentro del carril y esta persona, de la manera más alevosa, se baja un poco al acotamiento y echa el carro sobre de mí, a tumbarme en la moto.
“Yo no caigo, solamente cae la moto. Hago por pararlo para hablarle al seguro y que respondiera por los daños que había hecho a mi moto. Esta persona se sigue y haciéndome señas soeces desde arriba de su coche. Sigo caminando tratándole de decir que se pare. Golpeo el cristal de su carro, se para y en ese momento bajan dos personas del carro: él y su hijo.
“Empieza a discutir, agredirme, a decirme palabras, ofenderme y en un momento de nada se viene contra mí a los golpes. Logro esquivar el primer golpe que me quiere dar, pero en eso yo no me había percatado que detrás de mí había otros dos sujetos, que uno de ellos es el que me golpea la costilla izquierda, lo que provoca que caiga al piso.
“Caigo al piso. Unos cuatro (sujetos) empiezan a patearme. De los primeros golpes, uno me da en la cara; yo adopto una posición fetal, tratando de cubrirme del mayor número de patadas que me estaban dando, pero este golpe fue una fractura que rompió el hueso, que hace base en el ojo y que se parte en tres partes.
“Contaba con mi casco en la mano y al ver que no cedían de darme golpes, lo que hago es meter mi casco al revés de como se pone: lo pongo de frente a mi cara y ellos no paraban de tirar patadas. Eso salvó un poco que golpearan más mi cara, de hecho esta herida que tengo aquí es una patada también de donde me estaba protegiendo con el casco.
“Al final, quienes logran detenerlos es toda la gente que estaba alrededor, que empiezan a gritar, se empiezan a bajar algunos y logran detenerlos, a separarlos. Esta persona siguió, todavía violento, tratando de golpear a más personas de las que se bajaron a detenerlo. No recuerdo quién de todos ellos es quien finalmente llama a la policía.
“Desafortunadamente la Policía Federal no logra llegar por el tráfico. Mi moto seguía tirada sobre el camino. La moto de mi compañera seguía también sobre el camino, no tirada, pero estaba sobre el camino.
“Ella fue aventada sobre la barrera de acotamiento por el joven otra vez, que se bajó del carro a golpearla para tratar de poder seguir adelante y se dieron a la fuga finalmente”.