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politica@eluniversal.com.mx
Acapulco, Gro.— La plana política de Guerrero lo recibió con aplausos interminables al salir a escena. Algunos se levantaron para ovacionar a Carlos Salinas de Gortari, un desempleado más en el país, pero que recibe una pensión vitalicia como ex presidente de México.
Confiado, sonriente, expresivo. Después de 22 años sin la investidura presidencial, pero con el mismo tono de voz pausado, inconfundible en sus discursos, Salinas dio una conferencia magistral en la que demostró sus conocimientos sobre el mundo, conocedor de la economía, pasajes de La Biblia, pensadores griegos y romanos.
Lució su sarcasmo y frases entre líneas dirigidas estratégicamente para algunos políticos, como Andrés Manuel López Obrador.
Para quienes quieran esquivar la piedra, Salinas de Gortari habló de no caer en el populismo, de citar al encargado en turno en el gobierno por la crisis de 1995, un año después de que él concluyera su sexenio.
Frente al público que abarrotó la Expo Mundo Imperial del puerto de Acapulco, Salinas citó al menos 30 libros, personajes y políticos de la historia. Trazó analogía tras analogía de la toma de decisiones que hacen a un buen político o, incluso, a un buen futbolista, como lo es Lionel Messi. En contraste, en el medio tiempo de su discurso, al ex mandatario le regalaron una camiseta del equipo Cruz Azul.
Carlos Salinas de Gortari, vestido con una guayabera azul, estaba en su cancha. Suelto, sin presiones, bromista, colocando anécdotas propias y de personajes de la historia que propiciaba las risas de los asistentes. Además, combinada con una cátedra de las crisis financieras —propia de México y extranjeras— y de las situaciones de riesgo a nivel internacional que han devenido en ataques terroristas a países como Francia.
Tras un breve receso en la disertación y en el cual Salinas bajó del escenario a tomarse selfies y saludar a los asistentes, retomó la conversación. Dejó el discurso con el que se apoyaba y comenzó a caminar por el escenario explicando las situaciones difíciles en su sexenio. Una especie de memorias narradas por él mismo.
Sin duda, como lo dijo el ex presidente, lo más fuerte que vivió en su sexenio y en lo personal, fue la muerte del ex candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio y su cuñado Francisco Ruiz Massieu.
En términos de política nacional, también narró que una de las decisiones más difíciles fue la privatización de la banca en 1988, es decir, “usar los bienes para remediar los males”. En esa época, después de echar a andar el Plan Brady, asegura: “México pudo ser la Cenicienta, pero nadie nos sacó a bailar”.
Cuando la charla se volvía más personal y dirigida a su sexenio, con toda la experiencia acumulada, más allá de sus doctorados y maestrías en el extranjero, Carlos Salinas de Gortari miró su reloj y concluyó su disertación diciendo: “No me imagino cuantos de ustedes tendrán hambre, así que no voy a abusar más de ustedes”.
El pensionado y desempleado vuelve a la vida pública, entre aplausos del respetable.