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francisco.resendiz@eluniversal.com.mx
El presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth (PAN), asegura que ha quedado claro ante la comunidad internacional que México ha pagado el costo de una política “insensata” que utilizó prisiones, armas, policías y ejércitos para reducir la oferta de drogas en el mundo “y que no funcionó”.
Llama a legislar “sin miedo y con prontitud” sobre el manejo de las drogas, sin anteponer costos políticos o intereses partidistas.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el senador panista afirma que “esa guerra global que inventó Nixon y siguió Reagan no funcionó para nada, al contrario”.
Considera que la posición de México sobre el problema global de las drogas, que expuso el presidente Enrique Peña Nieto ante la Asamblea General de las Naciones Unidas “es relevante” y debe ser escuchada tanto en el mundo como en el país.
Gil Zuarth viajó a Nueva York para estar presente, junto con otros tres senadores del PRI, PVEM y PRD, en la Sesión Especial de las ONU en la que el presidente Enrique Peña Nieto fijó la posición de México y planteó admitir el uso medicinal de la marihuana, además de un decálogo sobre este problema. El panista advierte que cada vez más estados de la Unión Americana aprueban el uso de la yerba.
Agrega que “si no nos damos cuenta de que estamos en un aprieto nos va a alcanzar el tiempo y seguiremos, como hasta ahora, pagando las consecuencias en términos de seguridad, en la integridad física de la sociedad”.
Advierte que se deben analizar detalles pues aumentar los gramajes no resuelve el problema del mercado negro, pues quienes consumen hoy tendrán un umbral más alto de posesión legal seguirán adquiriendo ahí.
“Tenemos que salirnos de la caja, encontrar un modelo de política pública que resuelva no sólo los problemas de consumo o que los reduzca, sino que también atienda un problema que nos está causando violencia, muertes, enormes costos sociales, que es el mercado negro en manos de los criminales”, expuso.
Subraya que con la resolución aprobada por la ONU hay un viraje pues se modifican los términos de la conversación global sobre el tema de las drogas, que los Estados son quienes definen sus propias políticas en la materia, que ha cambiado el tono de “guerra contra las drogas” a uno de salud pública y derechos humanos.
“El siguiente paso [en México] es recibir la iniciativa [del Presidente], comenzarla a discutir, que se pongan las posiciones sobre la mesa, que tratemos de encontrar un equilibrio efectivo y responsable, que no cancelemos el debate en una sola orientación de política pública sino tratemos de armar un rompecabezas de un problema muy complejo”, indica.
Sobre su exposición ante las Naciones Unidas, Roberto Gil subrayó que esbozó ante la comunidad internacional que países de producción y tráfico de drogas, como México, hay dos problemas: el consumo de niños y adolescentes y la captura del crimen organizado de esta población para incorporarlos al engranaje de la industria ilegal de estupefacientes.
“Que los conviertan en carne de cañón, en sicarios, traficantes, en parte del proceso productivo ilegal en torno a las drogas. Nuestro problema de prevención no sólo toca la parte de la disminución del consumo como ellos lo están discutiendo, sino que en nuestro caso hay un doble desafío: alejar a los jóvenes de este mal ejemplo que genera el crimen organizado sobre una vida de dinero, de lujos, de poder, una vida de riqueza por poco tiempo para sustituir una vida de esfuerzo, de merito y trabajo”.