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Aunque el presidente Enrique Peña Nieto hizo ya 12 cambios de primer nivel a su gabinete y debió ajustar altos cargos en medio de escándalos, como el de los titulares de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Comisión Nacional de Seguridad, en los archivos de Los Pinos sólo existen copias de cinco renuncias de funcionarios dirigidas al primer mandatario.
El sexenio pasado fue un escándalo. Pugnas internas, ceses ruidosos y aspiraciones políticas dejaron un expediente de más de 55 cartas de renuncia al entonces presidente Felipe Calderón —EL UNIVERSAL 1 de julio de 2011—. Aunque todas ocultaron en sus líneas el por qué de los ajustes.
Incluso después de dejar el gobierno describieron reyertas internas, como contó Patricia Flores sobre su salida como jefa de la Oficina de la Presidencia a este diario en septiembre de 2011: “Había diferencias, como en todos los equipos”, dijo.
Pero en el equipo del presidente Peña Nieto no hay diferencias públicas. Ni cartas de renuncia. De acuerdo con una solicitud de información con base en la Ley Federal de Transparencia, en los archivos de la Presidencia de la República sólo hay cinco cartas de dimisión dirigidas al titular del Ejecutivo federal.
El doctor Jesús Valdés, profesor del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, consideró que no necesariamente es obligatorio presentar cartas de renuncia si se trata de “movimientos estratégicos” en la administración, como indica que es el caso de Peña Nieto.
Con Felipe Calderón, agrega el investigador universitario, había menos sinceridad en los cambios dentro de su equipo, como muestra lo que ocurrió con la carta de renuncia de Roberto Campa, cuya salida del gobierno calderonista fue informada a modo de renuncia por medio de un comunicado oficial, pero en los hechos fue un cese.
La más reciente es la del científico Francisco Bolívar Zapata, quien renunció el 18 de septiembre a la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación (CCTI) de la Oficina de la Presidencia, porque compitió por la rectoría de la UNAM, cargo que finalmente le ganó el doctor Enrique Luis Graue.
En el documento, Bolívar Zapata informa al Presidente su intención de contender por el más alto puesto en la máxima casa de estudios del país, su alma mater, por lo que le agradece la oportunidad de formar parte de su equipo desde el 1 de diciembre de 2012.
“Bajo su liderazgo y compromiso, sumamos esfuerzos para propiciar el crecimiento del sector ciencia, tecnología e innovación, alcanzándose un incremento inédito de 0.43% a 0.56% del PIB en el presupuesto para ciencia y tecnología en los dos primeros años de su administración, por lo cual estamos doblemente agradecidos con usted”, escribió el hombre que ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias en ciencia.
El 26 de agosto de 2015, Aurelio Nuño Mayer presentó su renuncia al cargo de jefe de la Oficina de la Presidencia, en la cual expresó su profundo agradecimiento al Presidente, pues le permitió reafirmar su vocación de servicio al país. Peña Nieto lo designó secretario de Educación Pública.
En esa misma fecha, Francisco Guzmán Ortiz presentó su renuncia como coordinador de Asesores de la Presidencia. Su salida se debió a que fue designado por el propio mandatario como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República.
La carta de Guzmán es más de carácter administrativo, pues a diferencia de Bolívar Zapata, sólo señala que no le deben salarios ni prestaciones, o que tampoco sufrió accidente o enfermedad de trabajo alguna en el periodo que fue coordinador de Asesores.
El 5 de marzo, David López Gutiérrez presentó su renuncia a Peña Nieto como coordinador de Comunicación Social de la Presidencia de la República. “Le agradezco la confianza y la oportunidad que me dio de formar parte de su gabinete”, expuso el hoy diputado federal.
“Le deseo mucho éxito en todas las actividades que emprenda para que los mexicanos tengamos un mejor país y así se lo reconozcan durante y al final de su gestión”, puntualizó López Gutiérrez.
Según Los Pinos, no hay más cartas de renuncia dirigidas al presidente Enrique Peña Nieto, de ninguno de quienes han sido secretarios de Estado.
Apenas el pasado 25 de noviembre, Arturo Escobar difundió un documento público para anunciar su separación de la Subsecretaría de Prevención Ciudadana, porque la Procuraduría General de la República (PGR) a través de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) solicitó su aprehensión a un juez por violaciones a la ley electoral.
Este 29 de diciembre, en entrevista con EL UNIVERSAL, Carlos Joaquín González renunció como subsecretario de Turismo. Va por la candidatura del PRI a la gubernatura del estado de Quintana Roo.
Sin cartas
En abril pasado, tras varias semanas de aguantar el vendaval, David Korenfeld debió renunciar a la dirección de Conagua. El domingo 29 de marzo fue pillado en uso de un helicóptero oficial para llevar a su familia de su casa en el Estado de México al aeropuerto, para irse de vacaciones a Estados Unidos.
La acción difundida en redes sociales le costó una multa y el cargo. Pero de esa carta no hay copia en Los Pinos.
En mayo de 2013, Humberto Benítez Treviño renunció a la Profeco. A finales de abril, su hija desató un escándalo porque no fue atendida en un restaurante y pidió que personal de esa dependencia clausurara el lugar, lo cual ocurrió. Ante la crítica, Benítez dejó el cargo. Tampoco hay copia de su dimisión.
En diciembre de 2014, Heliodoro Díaz salió de Liconsa debido a que presumió en Facebook un supuesto regalo a su hijo: un vehículo Porsche. Las redes sociales de nuevo hicieron su tarea, pero de la carta de renuncia no hay copia.
Aunque en julio dijo a EL UNIVERSAL que no iba a renunciar a la Comisión Nacional de Seguridad por el escape de Joaquín El Chapo Guzmán, Monte Alejandro Rubido fue relevado por Renato Sales Heredia un mes después. Tampoco hay carta dirigida al Presidente, según la respuesta obtenida por transparencia.
Peleas
Precedidas a veces por escándalos, pugnas internas, aspiraciones políticas o enroques, a lo largo de su gestión el presidente Felipe Calderón tuvo en sus manos al menos 55 cartas de renuncia de secretarios de Estado, subsecretarios, directores generales y funcionarios diversos.
El 1 de septiembre de 2008 la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal emitió el boletín de prensa número 451 para dar cuenta de la renuncia, ese día, de Roberto Campa Cifrián como secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y así dieron cuenta de ello los medios ese día y el siguiente.
Sin embargo, la carta de renuncia de Campa Cifrián —actual subsecretario de Gobernación—, fechada el 4 de septiembre, precisa a Calderón que contra lo divulgado por la dependencia que estaba a cargo de Genaro García Luna, “no presenté mi renuncia al cargo de secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esa información es falsa”.
Y añadió: “No obstante, dada la importancia de la noticia y pensando siempre en el mejor interés de la República y la adecuada marcha del gobierno que usted preside, estoy haciendo llegar al presidente del Consejo Nacional [García Luna] mi ‘renuncia irrevocable’ —que él entrecomilla en su misiva—, con fecha del 1 de septiembre”.
Escándalos
La Lotería Nacional (Lotenal) fue fábrica de escándalos durante el sexenio pasado con sus directores.
El 15 de enero de 2009, Francisco Javier Yáñez Herrera, cercano a la maestra Elba Esther Gordillo, quien entonces era líder del magisterio nacional, presentó su carta de renuncia al presidente Calderón. En ella le manifestó su “profundo respeto” a su “alta investidura”, y que se desempeñó “con la eficacia y probidad que el mandato constitucional demanda”.
Yáñez Herrera no escribió ninguna palabra acerca del escándalo que antecedió a su salida del gobierno.
El 24 de julio de 2008, EL UNIVERSAL informó que Francisco Yáñez pidió la liberación de Beatriz Enríquez Valles, detenida por el Ejército cuando participaba en el cargamento de camionetas con droga.
El 31 de julio de ese año, Manuel Enríquez Barbier aseguró en una carta que su hija Beatriz, en efecto, fue consignada a un juez federal de ciudad Juárez, pero que se determinó, dijo, que las imputaciones sobre la comisión de delitos federales eran falsas.
El director de la Lotenal, Francisco Yáñez Herrera, aceptó el 31 de julio la investigación que inició la Función Pública para determinar si este funcionario federal incurrió en tráfico de influencias, en el caso de la liberación de una mujer detenida bajo sospecha de narcotráfico. Cinco meses y 15 días después renunció sin mayores explicaciones oficiales y sin que haya registro de sanciones.
Francisco Yáñez fue sustituido por otro cercano a Gordillo Morales, Miguel Ángel Jiménez, pero con apenas 67 días de haber llegado al cargo, se separó de manera “voluntaria y temporal” de la dirección general de la Lotería Nacional, tras haber sido acusado de ofrecer recursos de esa institución en favor de candidatos panistas en Campeche. De acuerdo con la carta firmada por Jiménez Godínez, fechada el 25 de mayo de 2009, en apenas dos párrafos le informa a Calderón de su renuncia y le agradece “sinceramente haberme permitido tener el alto honor de formar parte de su gobierno y le reitero mi compromiso y convicción de seguir sirviendo a México”.
Y así fue. Desde enero de 2010, Miguel Ángel Jiménez recibió de la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE) la designación como representante de Asuntos Parlamentarios y Derechos Humanos en la embajada de México ante el Reino Unido de Gran Bretaña. Después regresó al país como asesor político.
Otra renuncia llamativa en el calderonismo fue la de Rafael Tovar y de Teresa —hoy titular de la recién creada Secretaría de Cultura en el gobierno del presidente Peña Nieto— a la comisión de los festejos del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, sobre todo porque era el tercero en tener bajo su responsabilidad esa tarea que aún hoy es cuestionada tanto por el uso de recursos como por las acciones realizadas, como la Estela de Luz y el famoso gigante que muchos hallaron parecido con Emiliano Zapata y que fue usado durante las fiestas del Bicentenario, y luego arrumbado en un terreno federal.
El primer responsable de organizar los festejos patrios fue el perredista Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, pero sólo estuvo a cargo entre junio y noviembre de 2006, al final del sexenio de Vicente Fox. A la llegada de Calderón la comisión permaneció acéfala hasta marzo de 2007, cuando fue designado el director escénico Sergio Vela, quien en paralelo era titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. José Manuel Villalpando concluyó la tarea.
Tras la renuncia, la derrota
Héctor Osuna, quien era comisionado de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), renunció el 11 de junio de 2010, apenas días antes de concluir su periodo, con la idea de “dedicar tiempo a asuntos políticos en Baja California”. Públicamente informó de su separación de la Cofetel hasta el 23 de junio. Días después dijo que buscaba ser candidato a gobernador en 2013, luego prácticamente desapareció de la escena política.
El ex futbolista Carlos Hermosillo renunció el 3 de abril de 2009 a la dirección de la Conade para ser diputado federal por el PAN por el distrito electoral con sede en Córdoba, Veracruz. Sin embargo, perdió.
Ricardo Francisco Sheffield informó a Calderón de su renuncia a la Subsecretaría de Ordenamiento de la Propiedad Rural en la Secretaría de la Reforma Agraria el 1 de diciembre de 2008 para ir por la alcaldía de León, Guanajuato, y ganó. Hoy disputa a Córdova Villalobos la postulación para la gubernatura de su estado.